Alejandro Moreno Cárdenas es el actual presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, a pesar de que los estatutos de dicha agrupación prohíben la reelección, todo indica que buscará y obtendrá dicho puesto hasta el 2032. Resulta curioso que los priistas se encontraban muy preocupados por la reelección de López Obrador durante todo su sexenio, afirmando que incluso haría reformas a la Constitución para lograrlo. Sin embargo, no se dieron cuenta de que la reelección se daría al interior de su propio partido, cambiando los reglamentos internos para hacerlo posible. Incluso, dichas reformas permitirán que el presidente nacional del partido nombre a los coordinadores parlamentarios de las bancadas, tanto locales como federales. Es decir, tales reformas le permitirán hacer al interior del PRI lo que durante seis años han criticado y afirmado que hace el habitante de Palacio Nacional en Morena.Resulta imposible no ver la relación entre lo que pretende Alito Moreno con el PRI y lo que logró López Obrador con Morena, pues incluso está utilizando las mismas herramientas: desterrar a aquellas personas que osen oponerse a sus ideas, señalándolos como corruptos y delincuentes por estar en contra de un movimiento tan sano, democrático y bien intencionado. Sí, por increíble que parezca, el campechano considera que tiene una pizca de autoridad moral para determinar quién es puro y quién es un deleznable corrupto que únicamente utiliza el partido para perseguir intereses personales.El actual presidente del aún llamado PRI no es el primero que intenta seguir los pasos de la estrategia perfectamente planteada y ejecutada por López Obrador. Recordemos que, tras haber sido gobernador de Veracruz y embajador de México en Italia durante la presidencia de Salinas de Gortari, Dante Delgado fue dirigente nacional del partido Convergencia, el cual modificó sus estatutos para convertirlo en el partido Movimiento Ciudadano, ungiéndose como presidente del mismo. Desde ahí, ha atacado férreamente al partido que lo vio nacer.Alito no tiene absolutamente nada qué perder y todo por ganar. ¿Qué puede perder? ¿Credibilidad? ¿Popularidad? ¿Honorabilidad? ¿Confianza de los ciudadanos? ¿Integridad? Bien dicen que la ventaja de tocar fondo es que cualquier movimiento es una mejora, y en el caso de Alito, que está en un punto en el que nadie le cree ni la hora, cualquier movimiento es avance.El partido que ahora conocemos como PRI ha pasado por múltiples cambios estructurales adaptándose a las circunstancias del país. Tras la Revolución Mexicana y con el ánimo de evitar el caudillismo y unificar las fracciones revolucionarias, en 1929 nace el Partido Nacional Revolucionario (PNR) fundado por Plutarco Elías Calles. En 1938, y en respuesta a la necesidad de integrar a los movimientos obreros, campesinos y populares, el PNR se transformó para darle paso al PRM de la mano del General Lázaro Cárdenas. Tras el ambiente que se vivía en la posguerra en México y como respuesta al reclamo social en contra de la unión entre las fuerzas militares con el partido en el poder, en 1946, bajo el liderazgo de Manuel Ávila Camacho, se dio la tercera gran transformación del partido, naciendo el PRI como hasta ahora lo conocemos. Así, en un momento en que el PRI se encuentra francamente debilitado, Alejandro Moreno pretende ser el gran líder que exige la historia del partido que preside, incluso si ello implica una cuarta transformación del mismo.