A veces creo que Pablo Lemus gobierna sólo para Paseo Alcalde. No sale de ahí, basta echar un vistazo a su agenda y redes sociales. Hasta se me ocurrió un chiste malo: “No es lo mismo Paseo Alcalde que como alcalde nomás aquí paseo”.Desde el inicio de su Gobierno, Pablo aclaró que su gran apuesta es rescatar el Centro Histórico. Hace poco, cuestionado sobre la falta de rumbo en su gestión, reiteró la idea. De hecho, en su Gobierno creó una Superintendencia del Centro Histórico que impulsa el programa “Rescatemos el Centro Histórico”. Pero un momento, ¿rescatarlo de qué? ¿De la delincuencia y los “motoladrones”? El año pasado asaltaron en el Centro a 578 peatones, robaron 165 negocios y 158 vehículos, desvalijaron 150 autos y asaltaron a cinco cuentahabientes, según publicó EL INFORMADOR recientemente. De hecho, el Centro es históricamente la Colonia más insegura de Guadalajara. Por cierto, la promesa de Lemus para implementar el patrullaje mixto con policías zapopanos en el Centro tapatío nunca se realizó. Por otra parte, basta alejarse unos metros del trazo de Paseo Alcalde para descubrir, entre calles sucias y mal iluminadas, a decenas de personas en situación de calle. En Pino Suárez y San Felipe, a dos cuadras del carrusel, hay una “colonia” entera de indigentes. Pablo prometió reinsertar y ayudar a esta población vulnerable, pero como todos sus antecesores, una vez en el Gobierno se dio cuenta que es más fácil prometer que cumplir. ¿Rescatar al Centro de su despoblamiento? Cuando activistas confrontaron a Lemus sobre su política de vivienda, el alcalde “alfareó”: “Si lo que quieren algunas personas es: a mí dame una vivienda de 300 mil pesos de 200 metros cuadrados en el Centro Histórico, con todos los servicios, no pues no hay dinero que alcance para eso. La gente tiene que trabajar para ello”. ¿Qué avance registra el rescate de las 600 fincas abandonadas que diagnosticó al iniciar su gestión? ¿Y la política de vivienda social? En campaña, Lemus prometió que el 20% de la vivienda construida en los cuatro polígonos para repoblar el Centro -La Normal, Parque Morelos, Agua Azul y El Palomar- sería asequible de hasta 800 mil pesos. Pero regreso a mi pregunta original. De qué, entonces, estaríamos rescatando al Centro. Resulta nocivo el discurso del político-empresario (o empresario-político) acerca de la reactivación económica. Creen que si hay empleo (aunque sea precario), si abren negocios y las inmobiliarias construyen, nada puede ir mal; lo demás pasa a segundo plano. Cuando una economía sana debe ser producto de un Gobierno que garantice derechos sociales básicos. Pero la clase gobernante trae invertida la ecuación. Creen que los negocios por sí solos generan paz social e igualdad. Como dijo Jeanny Pearce, politóloga de la London School of Economics and Political Science, en un foro del ITESO esta semana: “La pobreza no genera violencia, la riqueza genera violencia” (este enunciado da para otra columna). Los picones, las luces, las jericallas, el mariachi, los cielos tejidos, los carruseles, las roscas masivas, el champurrado y las tortas ahogadas gratis en el Centro Histórico están bien. Pero hay otra Guadalajara fuera del trazo de Paseo Alcalde. Sólo hay que caminar unas cuadras para encontrar la basura, los baches, la delincuencia, los retos de una gran ciudad más allá de un post en Instagram. Lemus debe cuidar que su imagen, la de un político eficiente y operativo en Zapopan, no se convierta en una versión superficial de sí mismo. Le puede pasar como a esos futbolistas que por tanto cuidarse desilusionan con un partido mediocre. A Pablo le urge salirse de Paseo Alcalde. jonathan.lomelí@informador.com.mx