Quizá la mejor metáfora del informe trimestral, este invento del presidente López Obrador, es la soledad de palacio: el presidente habla sólo, consigo mismo y únicamente escucha el eco de su propia voz. Ante una situación de emergencia la receta es más de lo mismo. Tampoco mucho más, porque no hay mucho más dinero, pero nada cambia en la ruta trazada.A diferencia del ámbito de la salud de la crisis que viene, donde hay diagnóstico y una estrategia, que nos puede gustar o no y que es de alto riesgo, pues depende mucho más de la respuesta de la población que de las capacidades institucionales, en lo económico no hay ni un diagnóstico ni una estrategia para enfrentar la pandemia. Insistir en que es una crisis transitoria no significa nada ni alivia a nadie. Ya hemos dicho que por definición toda crisis es transitoria, la diferencia estriba en cuánto tiempo dura y cómo salimos de ella. La pregunta de fondo es entonces de qué tamaño es la crisis (Hacienda estima un decrecimiento de cerca de 4 por ciento), cuántos empleos se perderán y cuántas micro, pequeñas y medianas empresas simplemente desaparecerán de la faz de la tierra con las tragedias particulares de millones de mexicanos y mexicanas. A partir de ello qué hacemos para dar respuesta puntual a cada uno de los problemas.Lo que se esperaba fuera un plan para enfrentar la crisis económica más complicada de los últimos años se quedó en un catálogo de buenos deseos, repetición de argumentos y reiteración de filias y fobias. La fórmula que propone es la aplicada en la gran depresión de Estados Unidos hace 90 años, que con todas sus virtudes ya no la aplican ni los más fanáticos de esa política económica, no por falta de voluntad sino porque la economía hoy es radicalmente distinta.Si todo sale bien -hay que hacer hincapié en ello porque todos los gobiernos fallan y este ha demostrado ser particularmente poco eficiente en lo referente a aterrizar programas- se espera que con inversión pública se puedan crear dos millones de empleos en los próximos meses. La cifra es a todas luces insuficiente cuando este año no solo se dejarán de crear cerca de medio millón de empleos, sino que se podrían perder muchos más por la parálisis económica que se vislumbra.Para el presidente la economía es lo que sucede en el sector público. Es importantísimo que el Estado recupere su papel de actor económico (que no de gobierno-empresario), pero la economía es mucho más que la voluntad presidencial. Siempre queda la esperanza de que el gabinete dé la cara y salga a anunciar otras medidas, más concretas y aterrizadas, pero la experiencia es que en este gobierno eso no sucede. El presidente solo se escucha a sí mismo.diego.petersen@informador.com.mx