A esto se reduce la ecuación: el Presidente Andrés Manuel López Obrador está decidido, si no a destruir al Instituto Nacional Electoral (INE), sí a convertirlo en una institución totalmente a su gusto, y sobre todo, sujeta a los designios del Gobierno federal.Por eso, las movilizaciones efectuadas en al menos 50 ciudades de todo el país (incluida la de Guadalajara), no le merecen al Mandatario de la nación otra cosa que descalificaciones: un “striptease” de los conservadores, dijo en mañanera. Una movilización por “causas mezquinas”.¿De verdad?Uno de los “pecados capitales” del Gobierno lopezobradorista ha sido pintar la vida nacional en dos colores: el de la bondad y el de la maldad. Evidentemente, para el Presidente y sus cercanos, los malos son quienes no están de acuerdo. En sus palabras, los aspiracionistas y conservadores. No por algo califico a los organizadores de la movilización como “cretinos y corruptazos”.El problema de fondo es de múltiples variables: el Presidente no tiene la razón en todo y el INE requiere cambios, sí, pero que deben ser propuestos y acordados de manera razonable y política. Subrayo: de manera política.Es que el Instituto Nacional Electoral no es una factoría, una empresa en la que deban regularse los gastos y las inversiones en función de la productividad y las ganancias. Eso no existe. El INE es el resultado de 30 años de negociaciones, acuerdos (muchos públicos, otros secretos), pero sobre todo, es la expresión de la negociación. Eso no se puede acabar sólo porque los consejeros ganan más que el Presidente. Y particularmente hay que especificarlo: no se puede desechar el mecanismo electoral que se ha construido sólo porque a muchos (incluido el presidente) les parece confuso, complicado y caro.¿Qué se propone a cambio? No hay propuesta... ¿que la gente salga a votar y a participar con una papeleta arrancada a un cuaderno de escuela? ¿Que acudan a una consulta popular que determine una política pública a mano alzada?Parece sencillo, pero decidir en una sociedad como la nuestra, amplia, plural, diversa, ofendida por años de corrupción e impunidad, no se va a lograr con reformas simplistas que, además, entrañan un beneficio hegemónico para uno solo de los grupos sociales, el actualmente dominante que, por cierto, se ha convertido en el mayor ganador de elecciones... organizadas por las instituciones que ahora rechazan y pretenden desaparecer.Ojo con la discusión en torno de las movilizaciones en defensa del INE: lo importante no es si los manifestantes eran miles o cientos de miles; lo importante no es si eran conservadores o liberales, hombres o mujeres. Lo trascendente es que exigieron respetar la institución, el INE, y mantener el acceso a procesos democráticos, por más que sean complicados o costosos.La discusión no es para conservar las cosas tal como están en beneficio de algunos malvados, sino para modificar lo que no nos conviene a todos, pero conservando la esencia de nuestra sociedad. Se dice fácil y hay que hacerlo.Les toca a los diputados.El tema no se resuelve en las mañaneras. jonasn80@gmail.com@JonasJAL