Es un viejo sueño. Pero alguien tenía que haberlo hecho realidad: el ingeniero Carlos Manuel Ochoa Aguilar, cargando sus 94 años a cuestas, ya lo ha hecho. Se trata de continuar con la muy noble creación de Christian Shejtnan (abuelo de Mario) y de Guillermo de Alba (abuelo de Andrés y Martín Casillas.) Y se hizo en 1920, demostrándole a la región y a todo el país que se puede tener sueños y bien que cumplirlos: ir en un primoroso tren de Guadalajara a la Riviera Chapalteca. Y de qué manera: la Estación de Chapala es uno de los cuatro o cinco mejores edificios porfirianos en todo el país.Hace veinte o quince años, Adopte una Obra de Arte, A.C., también se echó a cuestas restaurar la Estación, hasta entonces, y desde 1980, abandonadísima a su suerte. Fueron dos héroes: Gabriel Casillas Moreno y Patricia Urzúa, los que gestionaron todo el proceso. El restauro estuvo a cargo de los arquitectos Pablo Vázquez Piombo y Juan Palomar. No es por nada en especial, pero la Estación y sus jardines quedaron muy bonitos. Ora nomás falta comprar el terreno de junto para hacer los mejores jardines de la laguna de Chapala, al estilo de los maravillosos jardines que había en Montecarlo, ahora propiedad del licenciado.Total, mucha gente, desde hace mucho, propuso todo el circuito, entre ellos Juan Palomar y Arias: de Guadalajara a La Capilla por la vía existente; de la Capilla a Chapala por el derecho de vía aún existente. De Chapala a Jocotepec por una cornisa excavada en los cerros, con uno de las cuatro o cinco mejores panoramas de México; de Jocotepec a Tlajomulco por vía nueva paralela a la actual carretera. Y de Tlajomulco a la Estación Central de Ferrocarriles de Guadalajara por vía existente. Fin del circuito. Duración dos horas.Lo anterior cuesta menos de una milésima que el imbécil tren del cacas/peje por Yucatán, y de veras tendría utilidad turística, cultural, laboral y residencial. La vía Chapala-Jocotepec es la más trabajosa y no es nada del otro mundo: una cornisa por los cerros librando las actuales edificaciones más altas: y de allí hacia arriba nadie, nunca, construye nada. Gran obra en favor de la ahora tan maltratada ecología de la Sierra del Travesaño.Carlos Manuel Ochoa Aguilar es un ingeniero civil de la misma estirpe que su mentor y pariente, Miguel Aldana Mijares. Tiene una de las dos o tres casas modernas más bonitas de Guadalajara, con un jardín prodigioso. Cada jueves, algunos afortunados por su amistad y su hospitalidad comemos allí. El grupo nos llamamos simplemente Miki Aldana y diario brindamos a su salud.Un leve padecimiento aqueja ahora al ingeniero. Ya está pasando, porque él y todos planeamos que nos viva un mínimo de veinticinco años. Y que él inaugure, si los señores Enrique Alfaro y Hugo Luna se ponen las pilas y son capaces de imaginar la maravilla que les dará muchísimos votos rumbo a la grande. Así que en unos diez años o más, en cinco, la banda Miki Aldana irá y vendrá cada jueves en el Chapala Express. A ponerse y cargarse las pilas, a rendir homenaje al ingeniero Carlos Manuel Ochoa Aguilar. Señorón tapatío si los hay…jpalomar@informador.com.mx