Medio en broma, medio en serio, el pastor de una iglesia evangélica dijo que para entender a López Obrador y su movimiento era mejor estudiarlo como religión que como partido político. Hay que tomarlo por supuesto con humor, pero las categorías de mito, rito y fe sí ayudan a entender al Presidente y sus decisiones.La redención de Manuel Velasco es uno de los pasajes menos comprensibles y más siniestros del poder redentor del Presidente. Si alguien representa el estilo corrupto del régimen priista -aunque él siempre ha sido electo por el Verde- es este ex gobernador de Chiapas que emuló a Peña Nieto no solo en la invención de su propia telenovela sino incluso en el peinado. Uno de los capítulos más vergonzosos de la historia moderna de México la protagonizó él cuando se hizo cargar por indígenas de la comunidad de Oxchuc, una práctica desterrada muchos años atrás, una instantánea que le dio la vuelta al mundo como imagen del despotismo del siglo XXI.Resulta que el poder redentor del todo poderoso logró que le borraran de un plumazo al ex gobernador de Chiapas observaciones por 685 millones de pesos de programas para la mujer y que fueron desviados, de la manera más burda, a través de empresas fantasmas y comprobaciones falsas. Los cargos, claramente establecidos por la Auditoría Superior de la Federación en las épocas de Juan Manuel Portal y documentadas por Animal Político, desaparecieron como por arte de magia con la llegada de David Rogelio Colmenares a la Auditoria. No solo eso, sino que cuando se quiso hacer la revisión en el Senado el grupo parlamentario de Morena y del Partido Encuentro Social (PES), cuya lideresa es nada menos que la ex titular de la secretaría donde se dieron los desvíos, Sasil de León Villard,lo impidieron. Los pecados de ambos senadores, Velazco y De León fueron borrados de un plumazo por la gracia transformadora del nuevo régimen.Hoy el partido Verde es uno de los satélites de Morena en las cámaras y el auditor perdió toda independencia y credibilidad. El mecanismo usado por Manuel Velasco es exactamente el mismo de Javier Duarte ¿por qué uno es condenado a los infiernos y otro llamado a la derecha del gran líder? Porque el Tlatoani castiga, pero también perdona; porque de los arrepentidos es el reino de López Obrador. Pero también porque cuando se trata de hacer mayorías en las cámaras todos los políticos son iguales, panistas, priistas, perredistas, verdes, emecistas o morenistas; porque el poder es el poder y todos comen del mismo plato, la misma materia.Por supuesto que hay muchas cosas diferentes entre el Gobierno de López Obrador y los anteriores, principalmente el mito fundante de que la corrupción de acabó, el rito religioso de las siete de la mañana, pero sobre todo la fe de muchos mexicanos que creen en la gran transformación y en el poder redentor del Presidente.(diego.petersen@informador.com.mx)