La UdeG recurrirá a su “arma” más letal de presión política: la movilización masiva de estudiantes. Sin embargo, ¿qué hace distinta esta convocatoria de las organizadas en sexenios pasados? El rector Ricardo Villanueva convocó a “la marcha más grande en la historia de Jalisco” para el jueves 26 de mayo contra el recorte presupuestal de 140 mdp y en defensa de la autonomía universitaria. Hasta ahora, la Máxima Casa de Estudios optó por una estrategia suavizada: recolección de firmas y más de 90 pequeñas caminatas programadas. ¿La razón? La pandemia deshabilitó la protesta multitudinaria. Un acto masivo de la UdeG hubiera sido incongruente cuando pregonaba el aislamiento y postergaba el regreso presencial a clases. Ahora los Leones Negros vuelven a su terreno favorito. No obstante, identifico tres diferencias entre esta movilización y las que encararon Bebeto, Ramírez Acuña y Aristóteles. UNO. Los reclamos por más presupuesto en el pasado fueron ante recortes graves a la universidad. Emilio se negó a darles 700 mdp (casi el 10% del gasto universitario en 2010). Contra Bebeto, la UdeG acuñó el lema: “subsidio igual a la media nacional” y defendió el control de los Hospitales Civiles. La disputa hoy es por 140 mdp (alrededor del 1% de su gasto) y “en defensa de la autonomía universitaria”. En realidad, en esta ocasión hay un fuerte componente de una disputa personal entre Raúl Padilla y Enrique Alfaro debido a su conocida relación tóxica de amor-odio o parejita “truenavuelve”. DOS. Ricardo Villanueva, a diferencia de otros rectores sin aspiración política, figura como un candidateable para la gubernatura en 2024. La UdeG, además, cuenta con su brazo político Hagamos. Las simpatías de Villanueva en otros partidos son las antipatías que ha cosechado Alfaro, lo que abre la baraja de las alianzas para disputarle a MC la gubernatura. En esto radica la fortaleza, pero también la debilidad, del liderazgo del rector ante los universitarios. TRES. Alfaro, como hijo de un ex rector, tiene a su favor que conoce bien a la universidad. Sin embargo, también tiene aspiraciones políticas (algunos dirán ingenuas) a la Presidencia. Por eso una movilización masiva golpea su imagen fuera de Jalisco pero también al interior; rankea entre los cinco mandatarios peor evaluados del país. Las movilizaciones empoderan y unifican una causa. Modifican e imponen agenda. Y en este caso, le dan una expresión física a un reclamo universitario frente a un “gobierno desde las redes sociales” y refugiado en la virtualidad comunicacional para depurar las imperfecciones de la realidad. Las protestas de la UdeG en el pasado funcionaron. ¿Qué efectos tendrá esta nueva megamarcha? De entrada, el reto para los dirigentes universitarios es convencer al alumnado, pero también a la sociedad, y convocar a más de 90 mil personas. Justo la cifra que reunió la protesta en 2010 contra González Márquez por el recorte presupuestal.