Me refiero desde luego al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, cuyos colaboradores cercanos se refieren a él en clave como el jefe doble “A” por las iniciales de sus nombres.Lo primero que habrá que decir es que vino, como a todas las entidades que ha recorrido, para buscar el respaldo de los Congresos locales a la iniciativa ya aprobada de prolongar hasta el 2028 la presencia de militares y marinos en labores policiales, con dos cachuchas: una como titular de la Segob y la otra como la “corcholata” que el Presidente destapó sorpresivamente y que se ha convertido en una pieza clave de la sucesión presidencial que López Obrador operará de principio a fin.Desde luego este doble papel no se puede separar del todo en ningún momento, y aunque no debiera ser, uno influye en el otro y sin duda eso le ha restado margen de operación y de credibilidad, sobre todo con los gobernadores y las fuerzas políticas de oposición.Vayamos primero, pues, a lo que hizo en su calidad de secretario de Gobernación. Gracias a la inherente dosis de simulación e hipocresía con la que se maneja nuestra clase política y gubernamental, como pasó con el gobernador emecista de Nuevo León, Samuel García, al que “AA” le dijo de todo, aquí en Jalisco quedaron atrás los “baños de sangre” y el reclamo de que no atendió una petición de apoyo por estar bebiendo tinto en la Embajada de México en España que le hizo a Enrique Alfaro, y haciendo a un lado también que el mandatario jalisciense lo tildó de irresponsable por esos dichos, Adán Augusto acudió a Palacio de Gobierno a visitar al mandatario estatal, antes de que ambos acudieran al Congreso local a dialogar sobre la militarización policial, que difícilmente será aprobada por la mayoría naranja a menos de que en el diálogo privado se haya fraguado algún gran acuerdo, luego de limar asperezas.Dejar esa incógnita abierta nos da pie para abordar ahora el papel de corcholata de este paisano del Presidente que pasó de la gubernatura de Tabasco a la oficina de Bucareli. Es claro que su activismo por todas las entidades dejó de ser indispensable desde que hace dos semanas alcanzaron la aprobación de 17 Congresos estatales, los necesarios para refrendar la reforma constitucional en juego. Pero inocultable también que este recorrido nacional y las provocaciones previas que hace con su discurso a opositores a los que luego visita, le está dando los reflectores que ninguna otra corcholata tiene y que le está generando niveles de conocimiento popular que no tenía. Eso lo buscó el Presidente y por eso tiene toda su venia, con avión militar incluido si hace falta, como pasó cuando fue a Sonora.Por lo que toca a la grilla morenista local, el martes que llegó de Chihuahua a Jalisco, sus anfitriones fueron el diputado José María Martínez, y el regidor tapatío y presidente del consejo morenista estatal, Carlos Lomelí, quienes ya se mueven por la candidatura del partido del Presidente a la gubernatura de Jalisco y buscan los mayores apoyos posibles.Así el paso de doble “A” por estas tierras.jbarrera4r@gmail.com
