Para millones de mexicanos la euforia por las elecciones del pasado domingo 1º de julio no terminan, mientras otros más celebran la supuesta “normalidad democrática” de los comicios que permiten un cambio ordenado del poder público.El resultado de los comicios fue una derrota para la partidocracia tradicional, especialmente para los partidos que propiciaron la última vuelta de tuerca de las reformas neoliberales a través del Pacto por México.El triunfo de Andrés Manuel López Obrador ha obligado a muchos de sus adversarios a retractarse de sus críticas y ponerse a disposición del nuevo Gobierno. Así se entiende la supuesta “luna de miel” que hemos visto en 10 días entre el ganador de la elección y las principales cámaras empresariales del país. Mientras al seno de los partidos derrotados, comienza una carnicería sobre los responsables de la derrota.Pero en este supuesto reacomodo poco se habla de un sujeto presente en esta y otras elecciones: el partido abstencionista que, según muestras los resultados, sigue siendo mayoritario. Los responsables de las autoridades locales tanto federales, como estatales, anticipaban una jornada electoral con participación histórica, cercana al 70 por ciento.Pero no hubo tal participación histórica, y el abstencionismo fue superior en Jalisco que en el país. A escala federal votaron 56,611,027 electores que representan 63.42 por ciento del listado nominal: 89,250,881. En Jalisco votaron 3,467,764 de electores que representan 58.84 por ciento del listado nominal. El abstencionismo fue de 36.58 por ciento en el país y de 41.16 por ciento en Jalisco.En números absolutos, 32,639,854 mexicanos decidimos no ejercer el voto. En Jalisco la cifra total de abstencionistas fue de 2,426,120 de personas.En la elección federal, los abstencionistas rebasaron en más de dos millones la suma de los votos que obtuvo López Obrador, y en Jalisco el número de abstencionistas casi duplicó el número de votos del candidato ganador, Enrique Alfaro Ramírez.¿Qué nos dicen los números que alcanzó el partido abstencionista? La versión más simplista descalifica al abstencionismo como una masa apática y hasta floja. Esta interpretación deja de lado las motivaciones políticas que existen en la decisión de no acudir a las urnas.Hay pocos estudios sobre el abstencionismo en México, pero en los pocos publicados jamás se descarta la motivación política como causa de la decisión abstencionista.En efecto, aunque no se pueda cuantificar, no hay duda que de el abstencionismo tiene un acto político así sea por considerar que todos los partidos son iguales o que ninguno de los candidatos los representan.No se puede desestimar que una parte del partido abstencionista tenga razones antisistémicas para no ir a votar. El dejar de votar es una manera de manifestar un rechazo y una negación no a un partido, ni a un candidato, sino a todo el sistema político que restringe la democracia al simple acto de depositar una boleta cada tres o seis años y negar la participación y la toma de decisiones cotidianas en la vida de todos los que integran el cuerpo político. Una parte del partido abstencionista es, en realidad, un partido antisistémico. (rubenmartinmartin@gmail.com)