Sábado, 30 de Noviembre 2024

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El paisaje sonoro de la cuarentena

Por: María Palomar

El paisaje sonoro de  la cuarentena

El paisaje sonoro de la cuarentena

En los insólitos días que vive Guadalajara, uno de los aspectos más notables es quizá la transformación radical del paisaje sonoro de la ciudad. Nunca sabremos si realmente los pájaros cantan más fuerte o si nada más se oyen mejor por la falta de competencia. Los perros no ladran tanto, probablemente porque hay menos ruidos urbanos irritantes y menos congéneres por las calles. También se deja sentir el rumor de los árboles. Pero hay una nota muy extraña, más bien una nota faltante en ese panorama inédito: el silencio de las campanas.

Dice el antropólogo y campanero profesional valenciano Francesc Llop que “las campanas no son un ruido que molesta, sino una voz que viene de la antigüedad y que te religa con las comunidades pasadas, presentes y futuras... la campana es el único instrumento musical que suena igual a lo largo de los siglos”.* Desafortunadamente en Guadalajara se han reducido los repiques a la sola llamada a Misa y se han omitido (ojalá no se hayan olvidado) los toques a fiesta, los dobles a muerte, las llamadas a rebato... Así que, por lo pronto, enmudecieron las campanas.

Pero los barrios cercanos al Expiatorio gozan de un privilegio en estos días extraños: se puede oír mejor que nunca la música del carrillón del precioso reloj de su torre, que a finales de la década de 1960 y principios de la siguiente se instaló por iniciativa de don Pablo Horn y otros próceres locales.

A la hora, suenan sus veinticinco campanas que interpretan desde “las Mañanitas” hasta el “Himno Guadalupano”, mientras desfilan los apóstoles por el lado de la fachada; en época de Navidad se tocan villancicos y salen personajes del Nacimiento.

Escribe el Capellán del Expiatorio, Monseñor Casillas,** que el reloj y su compleja maquinaria llegaron de Alemania junto con los técnicos que habían de instalarlo, y que en la campana gorda del carrillón están inscritos los nombres del Señor Cardenal Garibi, de don Pablo Horn, del arquitecto Ignacio Díaz Morales y del ingeniero Williams, por entonces presidente del club de Sembradores de Amistad.

A todos ellos, gracias.

*https://www.periodistadigital.com/cultura/religion/20140620/francesc-llop-tocar-campanas-mano-participar-emociones-comunidad-noticia-689401232596/

**El Templo Expiatorio de Guadalajara, Guadalajara, Amate, 2005.
 

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