Finalmente se hizo cumplir la cuota de género en las contiendas electorales en México. Este 2024 será memorable. Luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratificara la decisión del INE y quedara claro para todos los partidos ya no había vuelta de hoja: al menos cinco mujeres deberán ser postuladas por cada partido como aspirantes a las gubernaturas del próximo año.De los nueve estados que cambiarán a su Ejecutivo, Morena tuvo claro antes que el resto quiénes serán esas cinco aspirantes: Clara Brugada (CDMX), Alma Alcaraz (Guanajuato), Margarita González (Morelos), Rocío Nahle (Veracruz) y Claudia Delgadillo (Jalisco). El partido oficial juega con cartas abiertas: Sheinbaum fue la primera, y debió ser suficiente para entender lo que venía.Pocos dieron crédito al hecho de que se definiera a una candidata sobre un candidato que le superara en las encuestas, pero a Morena no le importó la larga trayectoria y la lealtad de figuras como Marcelo Ebrard ni que García Harfuch superara a Brugada en las encuestas para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Pudo apostar por Chiapas o Yucatán y rescatar a la figura fuerte para suceder a Sheinbaum, pero no. Sorpresas encontramos en todas partes.Aunque ahora celebramos la cuota de género en la política mexicana, esta historia es vieja y se repitió durante años, debimos esperar casi tres décadas para verlo ya que desde los años noventa se exigía una mayor participación de la mujer en cargos de elección popular en la política mexicana, pero era un asunto que seguía mirándose de lado.Lo lamentable fue que la participación equitativa de las mujeres resultó una imposición del Tribunal, cuando en realidad se debió considerar el desarrollo político de numerosas mujeres que desde hace décadas se quedaron en la línea de fuego en los procesos internos de sus correspondientes partidos viendo cómo sus compañeros varones se convertían en los candidatos oficiales. Así las cosas.Mientras el resto de los candidatos se define y se conocen cuáles son los aspirantes en la contienda local y federal, sobre todo considerando aquellos que llegarán a las boletas estatales y municipales en coaliciones donde se deberá negociar qué partidos defenderán los estados que consideren de mayor alcance, se cocina intramuros la guerra sin cuartel.Sabemos el alcance de los embates entre Xóchitl Gálvez y el Presidente: protagonizaron la nota política un día sí y el otro también hace un par de meses, pero desconocemos hasta ahora cómo será la contienda de las candidatas del Frente Amplio por México y Morena. A cuestas llevan el peso de ser electas por sus partidos sobre figuras de mayor envergadura, con mayor simpatía y trayectoria, pero pudieron sobresalir por sí solas, no por una cuota de género. ¿Será que por primera vez veremos una guerra limpia, donde las propuestas y acciones estén por encima del descrédito del otro? ¿Será que los partidos permitirán a sus candidatas definir el rumbo de su campaña en lugar de seguir una línea oficial? ¿Qué tan arriesgados serán los partidos en ese sentido?En las boletas electorales del próximo año veremos candidatas mujeres como nunca antes. Finalmente… treinta años tarde. Y también podríamos tener a la primera Presidenta de México. Podríamos sorprendernos; ver cómo las mujeres definen el rumbo de este país es algo que finalmente pueden apreciar nuestros ojos, encontrar entre las candidatas no a una Dama de Hierro, pero quizá podríamos descubrir a una Guerrera de Bronce que vea con otros ojos y con otra perspectiva la problemática de México. Dicen por ahí que si una mujer entra en la política cambia la mujer, pero si muchas mujeres entran en la política, cambia la política. Tiempo al tiempo.