A mi llegada a México, 11 años antes del regreso de Renault a este país, descubrí un término que no conocía: “renolero”. La palabra describe a los fanáticos por la marca gala y más que ninguna refleja la pasión que produjeron muchos de sus productos, que para algunos eran la única alternativa refinada, divertida y de buen manejo a los alemanes de VW, a los dominantes (en ese entonces) estadounidenses y a Nissan. Eran coches como el Renault 12, el 18 o más aún, el Alpine, mejor dicho, el Dinalpin. Pero el regreso de Renault a México en 2001 desde su salida en los años 80 no ha sido sencillo. La marca ha vivido momentos de gloria y caída, como es normal en la vida de las empresas y de las personas. Pero tal vez el carácter latino tanto del fabricante como del mercado local, haya amplificado el drama y el júbilo en sus momentos. Y la siguiente semana, otra etapa comenzará a escribirse para el fabricante francés, con el cambio de su presidente.El francés Patrice Ratti, hoy al frente de Renault Sport, fue el primer presidente de Renault en México. Después de un exitoso arranque inicial, en el que trajeron los productos que los “renoleros” esperaban y estaban disponibles en Francia en ese momento, los problemas de fiabilidad de los vehículos y un mal acuerdo con la red de distribución hicieron que las cosas se fueran a la baja. Tan mal estaba la empresa que en 2009 fue designado otro francés la tarea de rescatar a Renault enMéxico o, si fuera el caso, determinar su salida de mercado. Con su inteligencia y sensibilidad, Olivier Murguet llegó e hizo lo que tenía que hacer, con la simplicidad que solo los grandes poseen: escuchar. Oyó a los distribuidores y a los clientes, para entender que lo necesario era, en ese momento, sacarse de encima la fama de fabricante de productos “buenos, pero delicados”. La decisión lógica era buscar productos fiables, durables, capaces de aguantar el poco o nulo mantenimiento que los mexicanos dan a los autos. Y estos venían de Dacia o de Renault-Samsung. Fueron esos los que salvaron a Renault en México.Pero después del rápido y brillante paso de Murguet por este país, cuando obtuvo la tarea de dirigir a un mercado mayor y más importante para la marca, Brasil, Renault México volvió a los momentos difíciles, especialmente durante la administración de José Luis Montiel, cuya formación en Nissan resultó poco adecuada para Renault, una marca con un carácter mucho más emocional y un público muy distinto al de Nissan.En marzo de 2017 otro francés, Eric Pasquier, asume la presidencia de Renault México y poco a poco las cosas volvieron a la normalidad, tanto en las relaciones con los distribuidores como en la oferta de productos y servicios. En un mercado que cayó 4.6% durante 2017, Renault creció 2.0%. Su más reciente lanzamiento, la pickup Oroch que Montiel en un principio se rehusaba a traer, es el primer caso de lista de espera en la marca en muchos años.La siguiente semana Olivier Murguet, hoy Chairman de Renault para toda América, vendrá a México para nombrar a la actual Directora Comercial en México, Magdalena López, como su nueva presidente y Directora General. Magda, como la conocen todos, es una ejecutiva con mucha experiencia en varias industrias, incluyendo la automotriz en la que ya fungió como CFO (Jefe de Operaciones) para México y Colombia, por ejemplo.Simpática, de plática muy agradable y obvia inteligencia, a Magda le tocará la nada sencilla tarea de equilibrar la oferta de productos en México de tal manera que el cliente que busca fiabilidad y durabilidad, lo siga encontrando en la marca, casi siempre con productos de origen Dacia, como la Duster. Pero también mantener, mejor dicho, rescatar esa pasión de los “renoleros”, que ha sido el combustible que ha mantenido prendida la llama que la sostiene, lo que significa una mezcla que incluya a vehículos emocionales, como puede ser el regreso del Clio RS.Sí, todas las marcas necesitan ventas, pero no todas necesitan tanto volumen. Renault tal vez sea una de estas, al menos por ahora, pero en el futuro, si se quiere buscar un crecimiento real, habrá que pelear por fabricar nuevamente en México, algo que con la baja de ventas de Nissan Mexicana, no parece tan complicado como lo fue hace siete u ocho años.