“No quiero opinar de eso”, respondió ayer el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su rueda de prensa mañanera cuando se le preguntó del conflicto interno que vive el partido que fundó y que en un tiempo récord de cuatro años lo llevó a Palacio Nacional.Luego dejó asomar el fastidio que seguramente le provoca el pleito casado que se traen los diputados federales Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado por la dirigencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), al señalar que su partido no es la “vanguardia” de la transformación sino los propios ciudadanos que apoyan su causa sin necesariamente militar en ese instituto político.Lo cierto es que el vacío que dejó el caudillo morenista ha salido muy caro a ese partido que está profundamente dividido por las pugnas por su control, pese a que siguieron la sugerencia que hace más de un año les propuso López Obrador de elegir al dirigente a través de una encuesta, cuando en un Congreso Nacional Extraordinario impusieron como dirigente interino a Alfonso Ramírez Cuéllar en medio de la disputa que traían en ese entonces Yeidckol Polevnsky y la presidenta del Consejo Nacional, Bertha Luján.De hecho, el primero en impugnar que el Tribunal Electoral haya ordenado al Instituto Nacional Electoral (INE) organizar las encuestas en las que salieron empatados Muñoz Ledo y Delgado fue el propio Ramírez Cuéllar, argumentando, con razón, que en los estatutos de Morena no se contempla este método de elección.La realidad es que es tal la debilidad institucional y la desconfianza que hay entre los distintos grupos que hay al interior de Morena que ni desde dentro ni desde fuera pudieron llevar en paz su elección.Los señalamientos de fraude de Muñoz Ledo, que ayer no pudo asumir como “dirigente legítimo” porque los simpatizantes de Delgado rodearon la sede morenista, son sólo el último capítulo de una larga lucha por el control de ese partido que lo menos que puede presumir es democracia interna.Basta recordar lo que pasó hace un año en Jalisco cuando estalló la violencia en ocho de 20 asambleas distritales para elegir a los delegados para su Congreso Nacional, donde desde entonces se discutía cómo elegirían a la nueva dirigencia nacional.Las disputas por el poder en Morena están claramente motivadas por las candidaturas que estarán en juego en los comicios del 2021 y desde luego en la candidatura presidencial para el 2024. Si llega Delgado, quien estará tomando ventaja en esta carrera sería el canciller Marcelo Ebrard, pero de imponerse Muñoz Ledo los beneficiarios podrían ser los que buscan que la candidata sea la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.Pero por lo pronto los más contentos con la guerra interna de Morena son los partidos de oposición, que ven en ello una oportunidad, al no convertirse en una fuerza motor que fortalezca aún más el liderazgo y el poder de la marca AMLO.jbarrerar@gmail.com