Cuidado con esta afirmación del gobernador Enrique Alfaro: “Logramos una reducción del 57% de los delitos”.Ofrezco algunos elementos que apuntan a una manipulación o sesgo (con dolo o por omisión) en las cifras de incidencia delictiva que presentaron el mandatario Enrique Alfaro y los alcaldes metropolitanos.La metodología. El gobernador contabiliza sólo sus ocho “delitos de seguimiento especial”: robos a persona, casas, negocios, autos, motos, autopartes, cuentahabientes y bancos.Sin embargo, deja fuera otros como el fraude, extorsión, abuso de confianza, violencia familiar, violación, acoso y abuso sexual, secuestro, trata de personas, tráfico de menores y narcomenudeo… De hecho, el catálogo de delitos del Sistema Nacional de Seguridad contabiliza 53 tipos de ilícitos (nosotros sólo una decena). Por otro lado, el gobernador compara sólo el primer cuatrimestre (enero-abril) de los últimos cinco años para el Área Metropolitana de Guadalajara. Con una conveniente segmentación espacio-temporal y de delitos, el mandatario extrae una conclusión general para todo el estado. La cifra negra y la impunidad. El gobernador también resalta que en enero-abril de 2018 se registraron casi 20 mil delitos y en enero-abril de este año sólo 8 mil 500 en números redondos. ¿No es sorprendente la baja?Lo atribuye a la Policía Metropolitana, una mejor coordinación, las mesas de seguridad y las volantas. Pero cabe otra hipótesis: más bien las denuncias se desplomaron a la par que creció la desconfianza en la Fiscalía estatal.Sólo reflexionemos, ¿con qué objeto denuncia una víctima? Idealmente para que la Fiscalía castigue al culpable. Sin embargo, en su presentación, el gobernador “presume” que se vinculó a proceso a 539 presuntos delincuentes de un universo de 8 mil 500 delitos cometidos. Significa que sólo se castigó al 6% de los responsables. Lo que el mandatario presenta como un logro, en realidad, es un resultado para avergonzarse.Luego entonces, ¿para qué denunciar si no habrá consecuencias y sí habrá una pérdida de tiempo? Este factor, en una crisis de las instituciones, no ha sido ponderado con seriedad y responsabilidad.Los muertos. Finalmente, Alfaro sostiene que se redujeron los homicidios dolosos por “agresión directa”. Ojo con la segmentación: esto significa que en la estadística oficial se descuentan los muertos hallados en fosas. De un plumazo, el gobierno “borró” los 140 cadáveres hallados en fosas clandestinas este año, con lo que bajó la estadística de asesinatos una tercera parte.En conclusión, segmentan y acomodan la estadística de tal manera que simplifican o eliminan un problema complejo. En estricto sentido, no mienten. Sus comparaciones, sus cifras y la presentación gráfica de tendencias es correcta, pero también perversa.