Es larga la lista de dúos femeninos que ha tenido México, sobre todo en el campo de la música, la comedia y el cine, en ocasiones complementarios, como Las Jilguerillas, las hermanas Águila, o las hermanas Huerta, en otras antagónicas, como María Félix y Dolores del Río, donde se enfrentaba lo visceral con lo intelectual, o a La India María y su posterior émula, La India Yuridia. También tuvimos en la época del cine de oro a La Guayaba y La Tostada, de España nos llegó Pili y Mili, y eventualmente se lograba juntar en la pantalla a Sara García con Prudencia Grifell. En los últimos años ya no habíamos tenido dúos femeninos ni hermanados ni antagónicos, hasta que a las fuerzas partidistas del país les vino en mente lanzar cada una por su lado a una candidata; un ejercicio entretenido cuanto inútil sería analizar con cuál de los dúos del pasado se podría comparar este del presente, con el debido respeto lo mismo al ayer que al mañana.Una cosa es cierta, aquellos dúos estaban formados por personas de alto nivel en el campo en el que se movían, fuera la música ranchera o el bolero, la actuación o la comedia; también el actual dúo de candidatas tiene nivel y una trayectoria que debemos analizar atentamente, sea por el lado de la preparación académica, sea por el de la experiencia laboral en la función pública, más que creer en el discurso, compararlo con los antecedentes, sin desconocer las agendas que incorporan y los proyectos que traen explícitos o implícitos, pues una elección presidencial no debe dejarse al mero azar, votar por quien sea y a ver qué sale, como de hecho lo hace tanta gente.De momento tenemos estabilidad económica, pero seguimos sin tener seguridad, y habría que calibrar lo que cada mexicano gasta de manera adicional en protegerse, dado que las autoridades, ni municipales, ni estatales, ni federales han cumplido con su obligación de salvaguardar la vida y los bienes de la ciudadanía. En este punto todos nuestros presidentes han fallado y el problema no ha hecho sino crecer de manera exponencial a tal punto que hasta el propio Gobierno debe someterse a los dictados de la delincuencia, con lo cual el Estado de derecho se ha vuelto una quimera.En el entretanto, las candidatas siguen en campaña que no es todavía campaña, y ya de entrada nos demuestran el poco aprecio que tienen ambas a las instituciones y a las leyes, y la manera tan fácil en que se someten al chanchullo de cada periodo electoral, hacer campaña anticipada con el recurso subrepticio de que solo es campaña “interna”, y que toda la publicidad que circula en los medios está dirigida exclusivamente a los miembros de los partidos involucrados, la demás gente, favor de hacer como si no oyera ni viera nada, y que esta corruptela a ojos vistos sea seguida de inmediato por candidatas que prometen que todo va a cambiar. ¿Quién se los va a creer?Pero el hambre es canija lo mismo si es de poder que de dinero, nadie va a ponerse escrupuloso por una infracción o un tramposo más, lo importante es ganar, de esta suerte lo que se sigue imponiendo es nuestra idiosincrasia corrupta y la fe ciega en que nadie se da cuenta o si lo hace, no le importa, y si le importa, de todos modos no puede hacer nada, las fuerzas políticas que operan en México son verdaderas aplanadoras.