Cuando una relación termina hay señales que se intensifican en la fase final. Si nadie actúa, el hartazgo se convierte en descuidos y agresiones sutiles. Hasta que uno de los dos gestiona el divorcio y pone punto final. Guadalajara vive esa historia con Caabsa Eagle, la concesionaria que ha recolectado la basura de los tapatíos por tres décadas. Y como en todo divorcio inminente, la última milla es la más difícil. El contrato de Caabsa Eagle finaliza en diciembre de 2024 y el alcalde tapatío Pablo Lemus asegura que no le renovará la concesión. Las quejas de los tapatíos por deficiencias en la recolección de basura han aumentado considerablemente. En 2018 interpusieron 8 quejas al día en promedio. En 2022 se elevó a 24 reportes al día (el triple). Este año, de enero a junio, las quejas se dispararon a 48 diarias en promedio, según datos del Ayuntamiento. En esta anualidad ha habido al menos tres crisis en la recolección de basura que obligaron a Guadalajara a comprar camiones y salir al quite con la recolección. La empresa ha argumentado problemas de logística para trasladar los desechos al vertedero de Picachos y afectaciones por las lluvias. Pero el alcalde tapatío no la baja de “irresponsable”. El reclamo de Lemus a la empresa es legítimo porque Guadalajara ha cumplido con el pago puntual. De 2018 a junio de este año, el Ayuntamiento pagó a Caabsa Eagle mil 978 millones de pesos por el servicio de recolección y disposición de residuos, según datos que obtuve vía transparencia. Esto da un promedio de 360 millones de pesos al año. La cifra le pone tamaño al presupuesto inicial para conformar la agencia metropolitana para la gestión de residuos que impulsan Guadalajara, Tonalá, Tlajomulco y El Salto, todos concesionarios de Caabsa Eagle. Hoy los cuatro alcaldes se reúnen para definir la ruta de aquí a noviembre, fecha en que quieren arrancar este nuevo sistema público. Tengo mis reservas sobre la solidez, nivel de planeación y capacidad de ejecución de la propuesta, pero demos el beneficio de la duda a los alcaldes. Como en toda relación en crisis, siempre hay posibilidad de un arreglo de última hora, aunque se ve difícil. Cualquiera que sea el desenlace, lo importante es velar por el bienestar de las criaturas. En este caso, los ciudadanos y ciudadanas que en últimas fechas pagamos de nuestro bolsillo por un mal servicio. jonathan.lomeli@informador.com.mx