Qué peligroso es ser periodista en estos días, sobre todo en un país como el nuestro en el que de enero a noviembre se registraron 227 casos de agresiones en contra de mujeres periodistas por el ejercicio de su labor, ya fuera por intimidación o lesiones, muy cerca del resultado de 2020 con 251. Y quiero pensar que fue su ejercicio profesional y no su condición de mujeres lo que elevó la cifra. De acuerdo al reciente reporte de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), cada 34 horas una periodista sufre una agresión; dos de cada 10 mujeres periodistas vivieron algún tipo de violencia.En este deporte extremo que significa comunicar, en muchas de las ocasiones, el simple hecho de emitir una pregunta resulta una osadía; sin embargo, reflexionar y dar respuesta es una misión a la que se aferran quienes con y sin respaldo institucional son capaces de trascender los hechos, abrir bien los ojos, leer entre líneas, traducir las estadísticas y mostrar el valor suficiente para visibilizar los problemas sociales través de las redes de las que muchos somos parte, hombres y mujeres por igual.El privilegio de poder observar y narrar historias, algunas dolorosas, otras oscuras y otras más llenas de luz, pero todas con un poder tal que transforma, ha logrado llevar información a través de las diferentes plataformas junto a personas valientes que no ceden a la intimidación de las que han sido víctimas, y ese valor los ha hecho, en muchas ocasiones, activistas junto a todos aquellos que piden justicia.Este último año hemos caminado entre desaparecidos, feminicidios y abusos de toda índole. En el 2021, el de mayor registro de desapariciones en el país, se han sumado siete homicidios a periodistas en medio de total impunidad, que suman 25 en la actual administración federal; es por ello que la Comisión Nacional de Derechos Humanos lo considera un problema de Estado, el mismo que se ha venido arrastrando desde administraciones anteriores, porque si 25 parecen muchos en tres años, al ritmo que va la impunidad podría acercarse o superar los 47 homicidios contabilizados en la administración de Peña Nieto y los 48 en la gestión de Calderón.En la lista de estados con mayor incidencia en dos décadas, Veracruz encabeza la lista con 30 periodistas fallecidos; Guerrero, con 15; Oaxaca y Tamaulipas, con 14 y Chihuahua con 13. De acuerdo con la organización Reporteros sin fronteras, México se encuentra en el primer sitio con mayor número de periodistas asesinados por tercer año consecutivo. Un oficio de riesgo que en el Estado ha registrado al menos 24 agresiones este año.Censurar la libertad de expresión es una bola de nieve que juega en contra, yo lo he visto, pues por cada víctima que se registra, hay muchas más voces que evidencian el delito, aunque lamentablemente no se pueda resarcir el daño, pues la omisión en la defensa de los derechos es la constante. ¿Hasta cuándo? No bastan las recomendaciones emitidas.Y es que el periodismo hoy en día, nutrido de un entorno con millones de ojos digitales activos en tiempo real, no puede censurarse, siempre encontrará rutas alternas que parten del derecho a la información y el compromiso social que nos acompaña.puntociego@mail.com