Finalmente, el gobierno ha decidido tomar acción en el tema de las armas que cruzan diariamente desde los Estados Unidos a México. Desgraciadamente la estrategia que ha decidido utilizar, seguramente fracasará. Además, corre peligro de que se revierta. Pero antes, permítanme explicar por qué digo “finalmente”. Durante años, en reuniones publicas y privadas hablé sobre la necesidad que tanto el gobierno como la sociedad mexicana debían tomar cartas en el asunto del tráfico de armas que se introducían principalmente desde los EUA. La mayoría, incluida la prensa, veía con ojos de incredulidad mis comentarios. El 26 de enero de 2007 se me presentó la oportunidad de hacerlo ante la máxima autoridad del ejecutivo mexicano. En una de las conferencias plenarias en el marco del Foro Económico Mundial de Davos, en donde el presidente Calderón era el único ponente, comenté: La situación de México en general en relación con los Estados Unidos ha sido reactiva. Son los Estados Unidos los que marcan la agenda, México entonces reacciona… Yo creo que ahora es buen momento para que se introduzcan una serie de propuestas… México nunca ha puesto el tema del tráfico de armas que usted siempre ha dicho que es un tema mayor de seguridad nacional, por la asociación que hay con los narcotraficantes… El presidente contestó que había dos temas importantes sobre la mesa, migración y narcotráfico, que por lo tanto en esos momentos sería complicado. (YouTube Davos Annual Meeting 2007, Felipe Calderón Hinojosa, Minuto 18:26)La prensa mexicana estaba presente, pero hizo caso omiso. Hubo, en cambio, comentarios privados como el que me hizo el entonces gobernador de Nuevo León, Natividad González Paras. A la salida del evento me dijo,- qué huevotes tienes-, mi respuesta, que no era un tema de huevos sino de estrategia. Unos años después, en el año 2012 cuando publiqué mi libro Mitos y mentadas de la economía mexicana, nuevamente abordé el tema del tráfico de armas, esta vez con una variante importante: El fallido operativo en México, Rápido y Furioso. “Parece que tuviéramos fobia por las malas experiencias que hemos tenido con grandes potencias en el momento de hacer valer nuestro peso…. con los grandes no es necesariamente válido confrontarse cara a cara, sino actuar por las costillas, los pliegues, los entrecejos de la relación…. Dos ejemplos ilustran esto. A mis amigos mexicanos suelo preguntarles qué harían si, caminando por una ciudad estadounidense como Houston, les cayera un ladrillo en la cabeza: todos, sin pensárselo dos veces, dicen que demandarían. ¿Qué pasa entonces con ‘Rápido y Furioso’? Funcionarios estadounidenses admitieron públicamente ante su Congreso que metieron la pata al permitir el ingreso de armas y dinero a México como estrategia para combatir al crimen organizado dentro de nuestras frontera… Entonces, ¿cómo es posible que México no haya realizado ni una demanda penal ni civil por los muertos generados por el narcotráfico armado por Estados Unidos? Y no hablo de las armas que entraron y entran de manera ilegal a territorio mexicano por la frontera norte, sino de las que autoridades de Estados Unidos aceptaron haber introducido a nuestro país. A tres años de Rápido y Furioso y más de cinco de los contrabandos precedentes de armas, ni el gobierno de México ha demandado por las vidas de sus policías y soldados muertos ni la sociedad civil lo ha hecho por la destrucción de su propio tejido. ¿Qué creen ustedes que hubiera hecho Estados Unidos de haber sido al revés?” (pág 256).Por lo anterior, escribo FINALMENTE. En la próxima entrega explicaré por qué la estrategia no tendrá éxito legal ni políticamente y en cambio se puede revertir, o sea que haya un efecto contrario en rebote.