Me parece de enorme relevancia el que los abogados analicemos deontológica y jurídicamente la gravísima situación por la que atraviesa la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Estamos ante muy severos cuestionamientos sobre la conducta de una, de sólo once ministras y ministros que integran el máximo órgano de justicia del país, ni más ni menos. No puede haber un mayor honor para un abogado interesado en la carrera judicial que ser llamado a servir a México desde la Suprema Corte. Ello exige velar por el prestigio que debe caracterizar a la cúspide del Poder Judicial.De ahí que, es esencial que cada uno de los Ministros observen una conducta ejemplar que sirva de modelo a seguir para magistrados, jueces, abogados y estudiantes de Derecho. De ese modo la sociedad puede tener confianza y reconocer a la institución. Y es que la confianza en la Suprema Corte, así como su credibilidad, derivan en buena medida de la forma de conducirse de ese selecto grupo que la integra.A raíz de que hubo quiénes hurgaron en el pasado de la ministra, al grado de remontarse a sus épocas de recién egresada de la carrera de Derecho, se conoció del ahora ya constatado plagio de su tesis profesional de Licenciatura. Todo apunta a que le buscaron hasta encontrar ese arroz negro que empaña su posición de Ministra. Ese pecado en su juventud lamentablemente para ella será recordado por encima de su trayectoria profesional y académica en las demás etapas de su vida. Es obvio también, que esa búsqueda de algo que afectara a la Ministra no se hizo para velar por la dignidad de la Corte, sino que tuvo otras finalidades que perseguían poder perjudicarle, lo que también me parece una bajeza, aunque lo más relevante es sin duda, la forma fuera de toda ética con la que la Ministra Esquivel se ha conducido.Partiendo de lo anterior, he de decir que en mi opinión los abogados tenemos el deber de fijar una postura ante hechos como los que acontecen hoy. Para ello, lo correcto es despolitizar el análisis y concentrarnos en las consecuencias que tiene para el sistema de justicia mexicano lo que ha venido sucediendo en torno la Ministra Yazmín Esquivel Mossa.Entrando al tema de las conductas de la Ministra, para mí lo más grave fue cómo pretendió atajar la Ministra el problema. Ya no como joven recién egresada, sino como Ministra de la Suprema Corte en funciones, optó por presentar denuncia penal en la Fiscalía de la Ciudad de México asumiéndose como víctima del plagio de su tesis profesional.El que haya presentado denuncia penal es gravísimo en mi opinión. Lo es, porque denota una falta de técnica jurídica alarmante. Y es que no existe delito alguno de la competencia de dicha Fiscalía y mucho menos en la codificación penal de la Ciudad de México que resulta aplicable. Imputar como delito el plagio de una tesis profesional ante dicha autoridad ministerial es absurdo, pero denota que privilegió el gestar una campaña mediática por encima del Derecho. Se quiso defender bajo la premisa de que tan era cierto que le plagiaron su tesis, que incluso lo denunció ante el Ministerio Público capitalino. No le importó el que no hubiere delito que perseguir desde un punto de vista técnico. Así no debe comportarse ningún Ministro de la Suprema Corte.Por su parte, la Fiscalía de la Ciudad de México hizo un pronunciamiento en el sentido de que esa conducta estaba prescrita, al haberse cometido tantos años atrás. Eso, es otro disparate que denota una postura también aberrante. Lo anterior es así, ya que para estudiar la prescripción es indispensable hacerlo a la luz de determinado delito y su penalidad. En el caso concreto no hay delito alguno que pueda subsumirse en tipo penal de la codificación sustantiva, por lo que mucho menos pueda efectuarse cómputo de la prescripción. La Fiscalía debió de inmediato pronunciarse en el sentido de que la denuncia presentada no era de su competencia al ser evidente que los hechos denunciados son atípicos. Tampoco lo hizo y ello abonó a que la Ministra siguiera usando esa denuncia en su defensa pública.El que la Ministra Esquivel haya presentado esa denuncia penal es posiblemente más grave -cuando menos en mi opinión-, que aquello que hizo en su juventud al plagiar una tesis en aras de eludir su obligación académica, faltando a la ética de la manera más tramposa.Digo que presentar esa denuncia es más grave, ya que imputó a otra persona (que resultó siendo el que realmente hizo su trabajo de tesis), el haberla plagiado. Es decir, acusó ante el Ministerio Público y difamó públicamente a un inocente.Esa conducta es ilegal y puede ser constitutiva de delito.ARTÍCULO 312 del Código Penal de la Ciudad de México: “ A quien con el propósito de inculpar o exculpar a alguien indebidamente en un procedimiento penal, ante el Ministerio Público o ante la autoridad judicial, declare falsamente en calidad de testigo o como denunciante, además de la multa a que se refiere el primer párrafo del artículo 311, será sancionado con pena de tres a siete años de prisión si el delito materia de la averiguación previa, la investigación o del proceso no es grave. Si el delito es grave, se impondrá de cinco a diez años de prisión.”Después tuvo la desvergüenza de comparecer en el Pleno de la Suprema Corte y hacer una defensa de su integridad aduciendo falsamente no haber plagiado su tesis de licenciatura.Por si ello fuese poco, difundió falsamente el que supuestamente el abogado al que ella le plagió su tesis, había declarado ante Notario Público que era él quien lo había hecho.En suma, las conductas de la C. Yazmín Esquivel de hoy atentan con la ética y el Derecho de una manera más grave y dramática que aquellas de la Yazmín Esquivel estudiante, al plagiar una tesis para hacerla suya y, con ello, haberle puesto un clavo desde entonces al ataúd en el que descansará su credibilidad como abogada. Le falló al Presidente que la propuso, le falló a la comunidad jurídica, le falló a su alma mater (la que por cierto ya puso al desnudo su conducta indebida de plagio), le falló a México.Lo único que le resta, es renunciar a su cargo. No hacerlo la sigue empañando cada día más y afecta los valores que deben privar en la administración de justicia.Es grato eso sí, ver cómo las agrupaciones más importantes de abogados en México han fijado su postura públicamente en el sentido de exigir la renuncia de la hasta hoy Ministra.De seguir aferrada a su cargo lastima nuestra profesión y lesiona la institución más importante de administración de justicia en México. Es momento de renunciar al cargo de Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.