El proyecto lopezobradorista tiene en su centro un acrecentado autoritarismo político. Sin embargo, ha luchado contra dos poderes fuera de su órbita que funcionan como contrapesos políticos naturales: el capital y la sociedad civil. Al primero lo terminó por someter, pero no así al segundo.De acuerdo al historiador de la Universidad de Harvard, Charles S. Maier, cuatro actores colectivos –dos públicos y dos privados– cincelaron el siglo veinte y el presente: el Proyecto – Estado (cuando el Estado crea una gran narrativa para impulsar una agenda transformadora), el Imperio de los Recursos (cuando la metrópoli imperial sustrae recursos de sus colonias), el Reino de la Gobernanza (sociedad civil), y la Telaraña del Capital (los empresarios). En México, el imperio de los recursos está superado por evidentes razones. Sin embargo, los otros tres actores –proyecto-Estado, sociedad civil y capital– bien nos ayudan a explicar las dinámicas políticas mexicanas en ciertos periodos. Como el que vivimos hoy, bajo López Obrador.El presidente impulsa un proyecto – estado, y muchas acciones lo demuestran: compara su movimiento con la Independencia, la Reforma y la Revolución; concentra poder como no visto desde el autoritarismo priista; y trata de consolidar un rediseño institucional autoritario mayúsculo, entre otras políticas. Sin embargo, para obtener hegemonía política necesita también cooptar a la clase empresarial. Y en gran parte lo ha logrado. Por ello la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), capricho que mostraba quién mandaba. Carlos Slim tuvo un comienzo difícil con López Obrador, pero fue cooptado: su fortuna se duplicó, recibiendo más de 2,500 contratos del gobierno federal y obteniendo ingresos de mínimo 61 mil millones de pesos (reportaje de El CEO). ¿Dónde está el poderoso Consejo Mexicano de Negocios? ¿Dónde está el Consejo Coordinador Empresarial, o un Eugenio Garza Sada? Nada. Coparmex ha decidido, en una medida importante, también callar.Sin embargo, el presidente ha encontrado una sorpresiva oposición en la sociedad civil. El reproche de esta última a los grupos empresariales es evidente cuando Claudio X. González Guajardo, hijo del empresario y expresidente del Consejo Mexicano de Negocios, Claudio X. González Laporte, le recrimina al sector empresarial su inacción en un artículo publicado en abril de 2021 titulado “¿Quo Vadis, sector privado?”. Si en las décadas de los setentas y ochentas el sector privado decidió tomar la iniciativa política opositora, hoy calla. Si no había sociedad civil en aquellas décadas, hoy la hay y es quien lidera el esfuerzo en un nuevo contexto de autoritarismo político. Tanto así, que ha estado atrás de la unión de la oposición partidista, y ha organizado las tres marchas contra las reformas autocráticas presidenciales.Tres poderosos actores colectivos coexisten en la arena pública, aliándose en ocasiones, enfrentándose en otras. En México, tenemos un proyecto – Estado que trata de existir, aunque es altamente incompetente y autoritario. Un capital nacional que se ha sometido al proyecto - Estado. Y una sociedad civil que ha decidido dar la lucha política. Fernando Núñez de la Garzafnge1@hotmail.com@FernandoNGE