El último fin de semana (4 y 5 de febrero) nos regaló otro surrealista episodio de la política nacional: acudieron a Querétaro a celebrar el aniversario 106 de la promulgación de la Constitución mexicana el Presidente Andrés Manuel López Obrador; la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Lucía Piña; y el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, entre otros personajes políticos. El encuentro, que hubiera sido totalmente rutinario en diferentes circunstancias, se destacó porque el Presidente López Obrador fue impelido por la ministra a respetar la autonomía del Poder Judicial, y éste a su vez, le dedicó una reflexión al hecho de que ella hubiera estado sentada mientras él era presentado; y además, rechazó el llamado al diálogo nacional planteado por el presidente de la Cámara de Diputados, porque “busca prebendas y regresar a los moches”.En ese ambiente político, que sólo tiende a agudizarse con el paso de las semanas y el acercamiento de las elecciones (la de 2023 en el Estado de México y Coahuila, y la presidencial de 2024), es interesante revisar el activismo de quienes aspiran a suceder a López Obrador y las posibilidades que se están construyendo en su entorno.Lo primero es dejar bien establecido que si no se presenta una sorpresa mayúscula, las “corcholatas” son tres: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard.Ebrard se duplica como preaspirante y secretario de Relaciones Exteriores, y trabaja desde meses atrás en una plataforma que compita a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y al secretario de Gobernación, claramente más cercanos al Presidente, quien terminará por ser el “gran elector” después de las dos encuestas que, se dice ahora, aplicará Morena para elegir a su candidato o candidata en 2024.Y en este texto, desde una perspectiva local, queremos detenernos hoy en el caso de Ebrard Casaubón.El canciller mexicano cuenta ahora con muchos aplaudidores. Sin duda, es el aspirante a ocupar la Presidencia con mayor simpatía por parte de grupos sociales que no son queridos por AMLO. Se valora su moderación, su trayectoria política, su conocimiento del entorno y su inclinación por terminar con la polarización que se impulsa todos los días desde Palacio Nacional.Pero tener la simpatía de algunas élites y colectivos académicos es una cosa… otra muy diferente es ganar el apoyo de las bases como para poder competir y derrotar a Sheinbaum y Adán Augusto. ¿Puede Marcelo Ebrard cruzar esa meta?Se impone revisar sus posibilidades.Al momento de redactar, el canciller cuenta con las siguientes redes nacionales de apoyo: Movimiento Progresista; Avanzada Nacional; Diálogos Progresistas; Juárez Siglo XXI; Morena Progresista; Mujeres Empoderadas con causa; Cuarta República; Feministas con Marcelo; Movimiento Nacional Somos Pueblo; A corazón abierto; Aquí estamos con Marcelo, y finalmente, Fuerza Marcelo.Todas son organizaciones en diferentes regiones del país que al tiempo que apoyan al secretario de Relaciones Exteriores, disputan entre sí la preferencia y la oportunidad de alcanzar cercanía al posible candidato.De acuerdo con encuestas recientes, los estados del país donde Ebrard Casaubón tiene ventaja en las preferencias sobre las otras dos corcholatas son Jalisco y Nuevo León (al menos 20 puntos porcentuales), Chihuahua, Tamaulipas, Puebla y Oaxaca. En estos últimos estados, su ventaja es menor a 10 puntos porcentuales, pero sus operadores están jubilosos por el avance en el Sureste.El gran reto sigue siendo la Ciudad de México y el Estado de México, además de Veracruz. Obvio, confían en ganar terreno.¿Podrá el buen Marcelo?