A poco más de un año de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se llevó la medalla de El Zapotillo, volvió al lugar donde destrabó las obras de esta presa que estuvieron paradas por más de una década, al echar a andar el Plan Integral de Justicia para las comunidades de Temacapulín y Palmarejo, en Cañadas de Obregón, y Acasico, en Mexticacán.Al igual que el sábado pasado que realizó una gira por obras hidráulicas en construcción para Jalisco, Nuevo León y Coahuila, López Obrador ya había estado en una visita relámpago por El Zapotillo para supervisar esta obra que se realiza sobre el cauce del Río Verde, sin convocar a las comunidades.Habrá que recordar que en agosto de 2021, el Gobierno de la autollamada cuarta transformación presentó una propuesta para poner fin a los litigios de más de una década entre pobladores y autoridades, con la que por fin parece que terminarán casi cuatro décadas de debates estériles e inversiones multimillonarias en proyectos y obras que siempre quedaban inconclusas por disputas de poder de la clase política y gubernamental de Jalisco en detrimento de la calidad de vida de una población que cada día carece más de agua.La alternativa quedó en el punto medio de las posturas más radicales de ecologistas que siempre apoyaron a los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo que planteaban que se cancelara para siempre la construcción de la presa El Zapotillo, y las propuestas iniciales de los gobiernos de Jalisco y Guanajuato que querían la presa a 105 metros para maximizar el almacenamiento de las aguas del Río Verde, lo que implicaba inundar a esas tres comunidades.Si bien el proyecto que presentó aquella vez el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Germán Martínez Santoyo, en Temacapulín consistía en que la presa podría quedar a 80 metros, para no inundar los tres pueblos, y que sólo fuera para dotar de líquido a la Zona Metropolitana de Guadalajara y Los Altos, pero ya no para la ciudad de León, Guanajuato, el Gobierno amlista aceptó incluir una propuesta final de los pobladores: que aunque la cortina quedara a 80 metros, en la presa el almacenamiento de agua no superara los 42 metros, para lo que se tendrían que habilitar vertederos que aseguraran que aún con fuertes tormentas la presa no se inundara más allá de lo acordado.Sin duda, la solución tiene más criterios políticos que técnicos, pero los errores iniciales de gestión de la obra por negligencia y corrupción no dejaron otra alternativa. Entre los pobladores de la zona de Los Altos sigue habiendo consenso de que esa fue la mejor solución, aunque siguen en espera de cómo será el reparto del agua de la cuenca del Río Verde, aún sin que se concluya la presa El Zapotillo.jbarrera4r@gmail.com