El viernes, desde su púlpito mañanero, el Presidente López Obrador fue tajante: “Si no hay agua no hay permisos”. Hablaba del proyecto de la compañía Tesla de construir su tercera planta fuera de Estados Unidos -las otras dos se encuentran en Shangai, China y Berlín, Alemania-, y fue categórico que las empresas que busquen instalarse en México deberán considerar otras regiones del territorio que puedan garantizar el abasto del vital líquido para sus operaciones, sugiriendo su instalación al sureste del país.Esa posición fue asumida después de que la semana anterior el gobernador de Nuevo León, Samuel García, comentó que en los próximos días Tesla anunciaría su llegada al Estado, situación que le ‘machucó el callo’ al inquilino de Palacio. Era obvio que la construcción de la ‘megafábrica’ de Tesla, que representará una inversión de por lo menos 10,000 millones de dólares, situada en un Estado que es gobernado por la oposición -Movimiento Ciudadano- no cuadraba dentro de su proyecto y menos que alguien del exterior venga y decida dónde y cómo quiere invertir. El presidente había quedado excluido de la operación, donde él nada hizo por traer esa inversión y menos ubicarla en un terruño donde su participación tiene poco ‘peso’.Es comprensible que Tesla buscara estratégicamente la ubicación de su planta cerca de la frontera, donde disminuya sus costos de traslados de suministros y unidades, además de tener la garantía de contar con una infraestructura regional para facilitar sus operaciones. A todo esto debemos de agregar la visión que tuvo el gobierno de Nuevo León que se dio a la tarea de presentar un ofrecimiento concreto y atractivo a Tesla, desde el momento en que la empresa de Elon Musk habló de la posibilidad de ubicar su ‘megafábrica’ en territorio mexicano.Ah, pero no ‘contaban con la astusia’ de López Obrador, que quiso ‘colgarse el santito’ o tratar de ser parte de la operación -donde nada hizo- para ‘aparecer en la foto’, primero entrometiéndose en los planes ya muy adelantados entre Tesla y Nuevo León, y finalmente reculando ante una realidad poco favorable para su causa.En la mañanera de ayer, después de su amenaza de “si no hay agua no hay permisos” -realizada sólo 72 horas antes-, AMLO dijo “van bien las cosas…ya hay entendimiento”. Entendimiento hubo desde hace meses, cuando el gobierno de Nuevo León y los ejecutivos de Tesla hablaron de la posibilidad de ubicar la planta en el norte del país.“Hablé con el señor Elon Musk…él fue muy receptivo y aceptando nuestras propuestas”. ¿Cuáles propuestas? Lo que el Presidente quería era sacar de Nuevo León la inversión y ponerla en otro lugar para darse el crédito y pregonar ‘sus méritos’.“Esto es lo que se expuso, el señor Elon Musk y por eso llegamos a un acuerdo para el mediano y largo plazo para el abasto de agua, tenemos que actuar de manera responsable”. ¿Cuál acuerdo? Al Presidente se le demostró por parte de la autoridad de Nuevo León que el abasto de agua para consumo humano está garantizado y que la fábrica de Tesla sólo ocupará agua “que es tratada y es mínima”, según dijo el gobernador Samuel García.“Ganó México, el Estado y ganamos todos”, escribió el gobernador García en su cuenta de Twitter . Y agregaría, ‘reculó el Presidente’. Pero lo más importante, con esta decisión nuestro país se fortalecerá y mantendrá el liderazgo automotriz en América Latina. En la actualidad se está a la cabeza en la fabricación de autos híbridos y eléctricos, por encima de Brasil y Colombia, además de estar ubicados como séptimo productor, muy por encima de Brasil y España.Tesla vendrá a solidificar la empresa automotriz en México, aumentará generosamente la inversión, la generación de empleos y fomentará más nuestro desarrollo, muy a pesar de ustedes ya saben quién. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net
