Un indigente se quedó largo rato contemplando un Mustang gris. El auto estaba en un estacionamiento de Monterrey, y el hombre caminaba a su alrededor sin despegarle la vista; iba descalzo y sin camisa, con el cabello largo y la piel curtida por el sol. Ver ese carro lo hacía feliz, lo observaba perplejo y tras la espesa barba se veía que sonreía. De lejos, el dueño del Mustang grabó todo y subió la emotiva escena a TikTok. Eran principios de abril, y usuarios de esa plataforma empezaron a especular que el hombre había sido un empresario o alguien con mucho dinero con un carro igual, pero que había acabado en la calle por malas decisiones.Animado por los tiktokeros, Andrés Hernández, el propietario del carro de lujo, comenzó a buscar al indigente y lo invitó a subirse al auto; lo llevó a pasear por la ciudad, le compró comida y ropa, y también un carro de juguete que el señor eligió. En el auto su cara era de felicidad, tenía los ojos llorosos y no dejaba de sonreír… su emoción era la de un niño llegando a un parque de diversiones.Al encuentro le siguió un corte de cabello y de barba. Fue toda una transformación, parecía otro y su historia ya era viral a través de redes sociales, donde hasta se convirtió en el “crush” (amor platónico) de varias mujeres. Su historia trascendió y en uno de los videos lo reconocieron. Tenía una familia que desde hace 13 años no sabía nada de él.El hombre se llama Jorge Pineda, tiene 54 años; vivió en Estados Unidos, pero lo habrían deportado y en el 2011 le perdieron el rastro… hasta que comenzó a circular la fotografía del indigente al que le habían cambiado la imagen, entonces, lo reconoció Beatriz, su hermana. La mujer se trasladó a Monterrey para reencontrarse con él y traerlo a Jalisco, donde ella tiene su casa.Los videos de la historia -desde que Jorge se detiene a ver el automóvil- están publicados en las cuentas del propietario del Mustang. El joven documentó todo primero en TikTok (andreshernandezzig97) y después en Instagram (@eltiburon5.0), con miles de personas colaborando para apoyar a una persona en situación de calle.Para eso deberían ser las redes sociales, donde los alcances que puede tener una publicación o una historia pueden desencadenar en actos de empatía, alegría, amistad, superación y amor. Es ir más allá del choque de ideas, rencores, miedos y odios, que de eso tenemos suficiente entre tanta violencia que se vive en el país.La próxima vez que vea un indigente recuerde que detrás siempre habrá una historia. Y antes de hacer una publicación pregúntese si eso le servirá a alguien, le ayudará en algo positivo o abonará a la vida de alguien… Del uso que hagamos de las redes sociales también podemos generar cambios y milagros.