Es chocante su afán de saber todo de todo. De pontificar sobre cualquier tema. Son insultantes sus clases de historia y también sus conceptos económicos que visiblemente van contra la realidad y la lógica. No son de soportar las maneras en que descalifica a quienes no navegan en su barco o están en desacuerdo con él. Pero hay algo que está haciendo Andrés López Manuel que quizás no alcanzamos a ver, y que tiene, si no feliz, por lo menos satisfecha a la mayoría de los mexicanos.La encuesta dada a conocer el fin de semana por el diario EL UNIVERSAL de la CDMX habla del sentir de la población sobre la situación mexicana: 51.2 % considera que la actual situación económica, personal y familiar, les alcanza justo, sin grandes dificultades. Además, la opinión respecto a la calidad de vida mantiene buenos niveles (no cae) respecto al inicio del sexenio, y un importante 48.4% percibe que su nivel de vida es “mucho mejor” que hace 12 meses.Ya quisiera cualquier presidente anterior en su primer año tener esos niveles de aceptación.Pero no cabe duda que la información viene de un México que no vemos, o no queremos ver, y que a su vez no lee los periódicos, no ve los programas de opinión en la TV, no escucha los programas de radio, y no está al tanto que el país se encuentra estancado, que el presupuesto propuesto por AMLO golpea importantes sectores como el campo, la salud o la educación superior, que los analistas, semana tras semana, recortan los pronósticos de crecimiento y un México que no comparte los memes en redes sociales que desde hace meses se mofan del presidente, o los comentarios que alertan sobre el peligro que vive el país.¿Qué México es ese?Hace algunos días tuve la oportunidad de entrevistar para el programa de radio al padre Alejandro Solalinde, defensor de los migrantes centroamericanos en su paso por territorio mexicano, a la sazón defensor de López Obrador, y comentaba que ese México al que nos referimos es uno que no vemos, y que durante años no quisieron ver las autoridades mexicanas.Es el México de los pobres, donde tristemente son mayoría.Al parecer López Obrador ha conseguido crear por lo menos la percepción de que está con esos pobres, que los escucha y que los atiende. El mensaje enviado a través del presupuesto propuesto y aprobado es que hay una carretada de recursos para los sectores más desposeídos, aunque en la realidad hoy por hoy ese dinero sólo ha llegado a unos cuantos, y también (hay que decirlo) hay la sospecha que al igual que los programas sociales de gobiernos anteriores, un importante porcentaje se va quedando en el bolsillo de los funcionarios por los que transita.Ese es el México que ha sabido enamorar, hasta hoy, el presidente.Y decimos hasta hoy porque hay el enorme riesgo de que cuando la realidad alcance a la expectativa, esa confianza se transforme en desconfianza, y la complacencia en despecho.(platapi.en.i@hotmail.com)