Luego de comenzar a levantarse las barreras impuestas por la pandemia al museo del Louvre, se anunció, a finales de mayo, el nombramiento de su nueva directora, la eminente historiadora del arte Laurence des Cars (nieta del escritor Guy des Cars), quien tomará posesión de su cargo el 1º de septiembre.Los museos en todo el mundo han sufrido importantísimos descensos en su frecuentación y, por lo tanto, en sus ingresos. Casi se paralizaron los intercambios para exposiciones, que debieron ser pospuestas o suspendidas. Pero en muchos casos, además de echar mano de las posibilidades de la tecnología para difundir el arte, se dedicaron a poner orden y a redoblar las tareas de limpieza, restauración y revisión de sus colecciones y programas.Así, la recién nombrada directora del Louvre anunció que habrá en el museo una nueva sección, un proyecto que estaba pendiente desde hacía años. Se trata del departamento de arte bizantino y de los cristianos de Oriente, que viene a añadirse a los ocho anteriores: pintura, antigüedades egipcias, antigüedades griegas, etruscas y romanas; antigüedades orientales, escultura, objetos artísticos, artes del islam y artes gráficas.Dice Laurence des Cars que el nuevo departamento va a permitir “culminar la repartición de las grandes colecciones del Louvre; las colecciones vinculadas con Bizancio y con los cristianos de Oriente están hoy en día dispersas entre varios departamentos, pero merecen uno propio”. El Louvre posee piezas notables, desde mosaicos paleocristianos hasta objetos y manuscritos producidos en Constantinopla, luego, en el Medioevo, en Siria, en Egipto, sin olvidar los iconos. La influencia y la irradiación de Bizancio está presente hasta hoy en muchas regiones: en Grecia y los Balcanes, en el Cáucaso y Rusia, en el Levante, Egipto y Etiopía, y hasta en la India. Tras el adjetivo “bizantino” está toda la diversidad del cristianismo oriental, que en la actualidad está amenazada sobre todo por el fanatismo mahometano.
