Hace un año ocurrió uno de los hechos represivos más brutales y reprobables de la historia política de Jalisco: por las características represivas se conoce a este episodio como el Halconazo tapatío, en alusión a la represión del Halconazo ordenado contra una manifestación estudiantil el 10 de junio de 1971, en la Ciudad de México.Como se recuerda, tras darse a conocer que la Policía municipal de Ixtlahuacán de los Membrillos había detenido, desaparecido y asesinado al joven Giovanni López presuntamente por no portar cubrebocas el 4 de mayo de 2020, el 4 de junio del año pasado se convocó a una manifestación frente a Palacio de Gobierno en la que cientos de jóvenes manifestaron su rabia ante la brutalidad policiaca, lo que derivó en una protesta en la que se dañó el edificio y se incendió una patrulla. El gobierno del Estado decidió reprimir la protesta y detuvo a 28 manifestantes.Al día siguiente se convocó a una manifestación en la sede de la Fiscalía General de Justicia, pero la protesta fue interrumpida por un operativo represivo de gran envergadura en el que cientos de policías de la Fiscalía y estatales agredieron a los manifestantes con bats, palos, varillas; los detuvieron ilegalmente y los llevaron en camionetas sin identificación con paradero desconocido en ese momento. Después se supo que los ingresaron a la Fiscalía, donde fueron golpeados, insultados y amenazados con desaparecerlos. El impacto de las denuncias contra estas detenciones-desapariciones que circularon esa misma tarde-noche obligó a quienes ordenaron el operativo represivo a “soltar” a los detenidos en distintos puntos de la zona metropolitana, lejos de donde fueron abordados.Los testimonios de los detenidos-desaparecidos, difundidos por las víctimas en sus redes sociales o en entrevistas con distintos medios, coincidían en un punto: el miedo y el terror de que policías cumplieran su amenaza de desaparecerlos. El riesgo era real. Y se confirmó así lo que las familias denuncian: las fuerzas de seguridad están detrás de muchos de los casos de desaparecidos que hay en Jalisco.La misma noche del 6 de junio, el gobernador difundió un mensaje en el que lamentó los hechos y dijo algo muy preocupante: que el crimen organizado tenía infiltrada la Fiscalía. Semanas después de este hecho represivo la Fiscalía detuvo a dos mandos operativos a quienes responsabilizó de todos los hechos.A un año de distancia del Halconazo tapatío, el gobernador sostuvo ayer que su gobierno cumplió al detener y castigar a los responsables tanto de la muerte de Giovanni López y de quienes detuvieron-desaparecieron a los manifestantes. Y como solución de fondo ofreció “refundar” las Policías mediante reforma constitucional para incluir la “seguridad ciudadana”. Pero contrario al discurso del gobernador, las víctimas del Halconazo tapatío no consideran que los cuerpos policiacos hayan cambiado y que se haya investigado a todos los responsables.Pero más allá del Halconazo tapatío que demostró a la sociedad que fuerzas policiacas pueden detener y desaparecer personas a plena luz del día, lo que hemos visto en un año es la multiplicación de fuerzas de seguridad en la comisión de desaparición forzada. Hasta abril de este año se reportó la detención de al menos 120 policías de 14 municipios del Estado por casos de desaparición de personas. Los municipios son: San Miguel el Alto, Tecalitlán, Autlán, Tlaquepaque, Tecalitlán, Acatic, Totatiche, San Juan de los Lagos, Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalostotitlán, Mezquitic, Poncitlán, Ocotlán y Tequila, según una nota del colega Víctor Chávez Ogazón (https://bit.ly/3pk2oD6). Solo tomando como referencia estos municipios, significa que 10 por ciento de las fuerzas de seguridad municipal cometen desaparición forzada de personas. Pero no son los únicos. El año pasado y este 2021 familias han denunciado la desaparición de personas por policías en Villa Guerrero, El Salto y Chapala. Si además se suman los casos donde quienes desaparecen son policías estatales o ministeriales, hablamos de un delito cometido estructuralmente por las fuerzas de seguridad de Jalisco. Contrario a lo que dice el gobernador, la Policía no está en vías de depurarse, sino que cada vez más actúa como brazo armado oficial de los dueños de los negocios del capitalismo ilegal. El Halconazo tapatío lamentablemente no es un caso aislado, sino la cara visible de un problema profundo y estructural. El mismo Estado participando en la desaparición de personas. rubenmartinmartin@gmail.com