Estamos en la antesala del arranque oficial de las campañas políticas -menos de 24 horas- y entre miles de candidatos hay inquietud, preocupación y zozobra por la creciente ola de violencia que se ha suscitado en las últimas semanas en contra de muchos de los aspirantes a los 20 mil 708 cargos de elección popular que serán definidos en la elección del próximo 2 de junio.En los primeros 59 días de iniciado este año -hasta ayer- 33 aspirantes a puestos públicos, políticos o activistas han sido asesinados y una cantidad no cuantificada ha sido objeto de atentados o recibido amenazas. Los más recientes -el lunes por la noche- fueron los casos de Miguel Ángel Reyes y Armando Pérez Luna, candidatos de Morena y del PAN, respectivamente, a la alcaldía de Maravatío en Michoacán, mientras que el martes Gabriel Orantes Villatoro, aspirante a la alcaldía de San Fernando en Chiapas, fue atacado a balazos cuando recorría una carretera junto a su equipo electoral. El pasado día 17, Marko Cortés, dirigente nacional del Partido Acción Nacional, informó durante la sesión del Consejo Nacional que “varios de los precandidatos han decidido retirarse de la contienda por la inseguridad, por las amenazas del crimen -organizado- y ya ha habido aspirantes que han secuestrado”. Para el Presidente López Obrador, a pesar de las víctimas y los atentados en contra de varios aspirantes a puestos de elección popular, no hay nada que temer, todo está normal, según dijo el martes en su mañanera: “No hay ningún problema”, pronosticando que en las campanas “puede que se caliente más porque ya va a entrar la primavera, pero en estos tres meses de campaña no va a pasar nada”. Y ayer miércoles aseguró que ya está “en diálogo con candidatos a gobernadores, diputados federales, senadores, para brindarles seguridad en las elecciones”, que son menos de mil, pero no mencionó nada de los otros más de 19 mil candidatos que buscan una posición y que son susceptibles de amenazas y atentados.Claudia Sheinbaum, la candidata oficialista a la Presidencia, quien esta semana se abrió a los medios, asistiendo a varias entrevistas, reconoció la inseguridad por la atraviesa México y los riesgos que corren los candidatos, pero no profundizó en el tema, declarando solamente que “la mayoría del país votará en libertad”, pero sin aventurarse a tocar el tema de los candidatos que son objeto de presiones por parte del crimen organizado que quiere ser parte de la elección con sus propias decisiones.El mismo martes varios legisladores de la oposición en el Congreso se pronunciaron por frenar la ola de violencia y porque el Gobierno federal ponga mayor atención en la seguridad de los aspirantes, ya que nuestro país es el más peligroso para hacer campaña. Pero todo quedó en la manifestación pública de la inquietud.El que sí sorprendió por su declaración fue el líder del partido Morena, Mario Delgado, quien ante los asesinatos del lunes en Michoacán, indicó que “somos un partido político y no nos corresponde -la seguridad de candidatos-. Mentiría si dijera que si; la seguridad la está garantizado el Gobierno de la República, de que tendremos un proceso electoral en paz”. Sin embargo, el Gobierno de la República no está garantizando esa seguridad, desde el momento en que “el problema de raíz” -como argumenta López Obrador- no se ataca, ”cruzándose de brazos” y dejando que los grupos delincuenciales actúen con toda libertad, se apoderen de territorios y “quitando de enfrente” a candidatos “no a modo” para continuar operando.¿Usted, qué opina?