Ni modo que hoy no escribiera del Atlas. Los partidarios del equipo de mis amores y los aficionados de Jalisco debemos estar felices: ha sido una buena temporada. A la hora que estoy escribiendo la columna, ignoro el resultado del encuentro celebrado el día de ayer entre los rojinegros y los panzas verdes. Sé que el jueves perdimos por 3 goles a 2 y que se debería remontar la diferencia para cristalizar la aspiración de los aficionados. Finalmente, espero que la larga sequía de campeonatos haya concluido. En el caso contrario, debemos aplaudir el esfuerzo realizado. Si se logró el campeonato, pasaron más de 70 largos años para agregar otra estrella al más hermoso uniforme del futbol mexicano; de no ser así, quedó demostrado que tenemos un equipo competitivo.Los domingos 5 y 12, acudimos al Estadio Jalisco; el ambiente fue excepcional, los aficionados, en medio de un furor casi religioso, disfrutamos y sufrimos “a lo Atlas”. El colorido, las luces de bengala y las porras fueron el escenario para los partidos que representaron el retorno de nuestro equipo a las finales del campeonato. Los jugadores dieron su mayor esfuerzo, la adrenalina corrió a raudales, nuestros gritos se fundieron en uno solo. Sí, aquí, sin acarreos ni segundas intenciones, solo por nuestra admiración y fidelidad con la ciudad, nos reunimos voluntariamente miles de aficionados de cuyas gargantas, independientemente de nuestras preferencias, se escuchó al unísono la exclamación: “¡Mil veces arriba el Atlas!” ¡Fue maravilloso! Confío en que el día de ayer hayamos levantado la copa.Hace algunos años, cuando presidí la institución que agrupa los Clubes Atlas, Colomos, Chapalita y Country y, además en ese tiempo, Atlas FC, pregunté a Pavel Pardo -uno de los más destacados futbolistas mexicanos, surgido de nuestra cantera-, qué se necesitaba para hacer campeón al Atlas. Me contestó: “Primero, creer que puedes lograrlo, luego, una buena directiva, un entrenador líder -que sea estratega y motivador-, un grupo de jugadores integrado por jóvenes y veteranos entre los que reine la armonía; súmele una respetuosa relación con los dirigentes de la FMF, el Colegio de Árbitros y la prensa deportiva.“Ya seguramente me veía con cara de preocupación y apuntó: “Además de lo anterior, se requiere un cuerpo médico y de preparadores físicos de excelencia y el apoyo administrativo para resolver desde los problemas logísticos y operativos, hasta los temas personales y familiares de los jugadores, y…” “¿Ya con eso podemos pensar en lograr un campeonato?”, pregunté.“Noooo, además de lo anterior, se requiere suerte, mucha suerte.” “¡Es como que los planetas se alineen!” exclamé, y eso es precisamente lo espero que haya sucedido: Grupo Orlegi ha hecho un extraordinario trabajo, tenemos un técnico capaz, jugadores profesionales y comprometidos, un cuerpo médico que tiene a punto a los deportistas, excelentes relaciones con la FMF y el cuerpo arbitral, un apoyo administrativo eficiente, la comunicación con los periodistas de la fuente es de primera, y se tiene la mejor afición del país: ¡Enhorabuena! ¡Atlas, siempre fiel!