“…Oí que tocaron a la puerta, … pero de pronto quebraron los vidrios de la entrada, no alcancé ni a bajar las escaleras, eran varios soldados que se metieron, me agarraron, me jalaron como desde la mitad de la escalera, me tiraron hasta abajo, me esculcaron, me golpearon, me dieron de patadas, me esposaron, me levantaron y me subieron. Arriba me volvieron a tirar al suelo y me siguieron golpeando, me preguntaban que dónde estaba la droga, seguían agrediéndome, me dieron toques en varias partes del cuerpo, me echaron sal, cloro y ‘Fabuloso’ en la cara y los ojos, me sentía desesperado, me ardían demasiado los ojos, no podía ver bien, veía poco, me quemaron la cara; me rompieron los zapatos con un cuchillo y luego me dieron con un palo como de escoba en las plantas de los pies, me tuvieron a tanto golpe, como dos horas y media; seguía tirado en el suelo y me golpeaban con una tabla en la panza, me voltearon, me bajaron los pantalones y los calzones y me dieron en las ‘pompis’. Con sartenes me echaban agua en el cuerpo y me daban toques con una chicharra, me taparon la boca con una bufanda amarrada para que no gritara, me tenían tirado en el piso, boca arriba, me pisaban y me agarraban para que no me moviera, con los toques se siente que te tiembla todo el cuerpo, algo feo, no puedo describírselo, quema, como calor en todo el cuerpo, primero como que se aprietan todos los músculos y luego se aflojan, respiras más rápido el corazón se acelera, falta aire, duele la cabeza, se siente miedo, creía que me iban a matar (…)”.La tortura anterior no ocurrió en una dictadura sudamericana de la década de 1970, tampoco ocurrió en la llamada Guerra Sucia mexicana cuando se crearon corporaciones policiales ilegales que tenían carta blanca para torturar y matar.El testimonio es de Juan José Gutiérrez, torturado por un grupo de la Tercera Brigada de Fusileros Paracaidistas del ejército mexicano el 27 de enero de 2016, aunque por fortuna no perdió la vida. Pero esta fortuna no alcanzó para Abraham Rodríguez Martín (20 años) ni a Luis Enrique Machuca Martín (19 años) a quienes los soldados les quitaron la vida asfixiándolos y rompiéndoles el cuello.Fue un operativo ilegal, pues no había ninguna orden judicial para allanar y detener a esos jóvenes. Así lo determinaron tanto la PGR, la misma autoridad militar, por lo que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió la recomendación 54/2017 el pasado 9 de noviembre donde acredita que los militares cometieron cateo ilegal, detención arbitraria, desaparición forzada, tortura y violencia sexual y la ejecución arbitraria de dos jóvenes.Este lamentable caso de ejecución extrajudicial finalmente salió a la luz y está bajo proceso judicial. ¿Cuántas ejecuciones extrajudiciales ocurren sin ser juzgadas?Estos operativos ilegales que terminan incluso en desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales ocurre sin Ley de Seguridad Interior, ¿qué horrores más podrían cometerse con una legislación tendiente a la militarización del país? La ley militarista no debe ser aprobada por los legisladores mexicanos. Debemos poner alto a esta guerra contra la población en México.