Uno de los atractivos de la exposición “En casa con mis monstruos” es que es una síntesis sobre las distintas posibilidades que alimentan el ambiguo placer del miedo. Placer que se expresa en un vasto universo cultural; principalmente, el cine, la literatura y la pintura. En la exposición hay dos rincones literarios, espacios dominados por la presencia de un escritor, sus libros y una silla para leer. En uno está Lovecraft, en el otro se encuentra Edgar Allan Poe. Los cuentos de Poe son para Jorge Luis Borges “espléndidas y atroces maravillas”. En su obra están presentes el opio, el amor imposible, la confusión de identidades y la locura.En 1960, en plena explosión del cine fantástico y de terror producto de la contaminación o las invasiones extraterrestres, el productor-director Roger Corman realiza una serie de adaptaciones a varios relatos de Poe. Las adaptaciones recorren los pasadizos de la “La caída de la casa Usher” (1960), el sótano de “La fosa y el péndulo” (1961), el ataúd de “El entierro prematuro” (1962), los castillos de “El cuervo” (1963), “La máscara de la muerte roja” (1964) y las ruinas de “La tumba de Ligeia” (1964).Corman es un productor famoso por sus rodajes rápidos y los bajos costos de sus películas. Utiliza un pequeño equipo en el que destacan el guionista Richard Matheson (quien escribió la espléndida fantasía vampírica “Soy leyenda”), el fotógrafo Floyd Crosby y el actor Vincent Price, en cada una de sus adaptaciones construye un elegante universo de espacios góticos, habitados por una abigarrada galería de personajes atrapados en la frontera de lo racional.Roger Corman rebasa, en estas películas, sus reducidos presupuestos de 100 mil dólares, con un máximo de 10 días de filmar. En los casos más ambiciosos el rodaje consume tres semanas y “La tumba de Ligeia” se filmó en Inglaterra; curiosamente es el cuento que más le gusta a Poe.Estas películas tienen una notable modernidad gracias a Vincent Price quien, en los 60, tiene una notable experiencia. Sus personajes se caracterizan por su voz metálica, la delgadez, los modos aristocráticos, su rostro anguloso y, sobre todo, una mirada muy expresiva. Encontramos en cada uno de sus personajes varias similitudes con la atormentada experiencia del escritor. En una época en la que los villanos son el resultado de los efectos digitales, sorprende la vigencia y el encanto de Price.Una revisión a la obra de Corman-Poe se llevará a cabo en el Cine Foro, entre el 19 de junio y el 3 de julio.