El presidente López Obrador no se cansa de impulsar cambios a las instituciones del país. No importa que casi está con un pie fuera de la presidencia, el sigue y sigue, animado por la super mayoría que tendrá a partir de septiembre y que le otorga todo el poder, al menos por un mes.Entre las últimas reformas que impulsa están los cambios que pretende hacerle a la ley del Infonavit. Se busca que el instituto pase de ser una institución financiera y crediticia para beneficio de los trabajadores, a ser también una constructora de vivienda.La razón de este cambio viene de la conocida crisis en el sector inmobiliario que vivimos en el: las rentas están carísimas y los jóvenes ven muy complicado el hacerse de una vivienda. Varias causas se han señalado, como el hecho de que las viviendas se pongan mejor en plataformas como Arb&b, que les generan ganancias mayores a sus propietarios que si las estuvieran rentando de forma tradicional. Otra causa identificada es la famosa gentrificación, en la que los llamados nómadas digitales, jóvenes profesionales de países de altos ingresos deciden cambiar su residencia a ciudades donde el nivel de vida es más barato, para así disfrutar de un alto nivel de vida que les sería imposible en sus países de origen.Así vemos cómo en zonas o colonias de la Ciudad de México se llenan de jóvenes norteamericanos que gracias al internet pueden seguir trabajando a distancia y ganando sus salarios de primer mundo, pero viviendo en una ciudad del tercero. Una mayor demanda, sumado a la baja en la oferta, provocan que los precios de las rentas y de las viviendas se disparen en el país.Para enfrentar este problema el presidente López Obrador propone que ahora el Infonavit no solo entregue créditos, sino que también se encargue de construirla.El problema es que, al parecer, nadie recuerda que, en sus inicios, el mismo Infonavit ya construyó miles y miles de casas en el país y no con los mejores resultados. Hoy todavía podemos identificar colonias construidas entre los años 70´s y 80´s y que popularmente se conocen como “la colonia del Infonavit” o “la colonia del Fovissste”, mismo modelo, pero dedicado a los trabajadores públicos.Y así se les conoce: “la colonia de los maestros”, la “colonia de los burócratas”. Las personas no elegían donde vivir, simplemente el Fovissste o el Infonavit les informaban a dónde se había construido la colonia y mediante un sorteo se les asignada la casa que tendrían.Nadie parece recordar que precisamente este modelo en el que el Estado era constructor de casas generó un sinfín de ineficiencias. Generalmente asociadas a la mala calidad de las construcciones y muy frecuentemente, a temas de corrupción en la construcción y asignación de estas.La idea de que el Infonavit solamente diera créditos descansaba en la idea de que serían los constructores de vivienda los que en competencia lucharían por ganarse la preferencia de los trabajadores. Ya fuera por el diseño, ubicación, amenidades o metros cuadrados, la competencia entre las constructoras provocaría que el ganador fuera el trabajador, quien con el poder de su crédito elegiría dónde y en qué tipo de casa vivir.Hoy descubrimos que la mayoría de las constructoras sigue este modelo, pero ya no para vivienda de interés social, y que se han concentrado en vivienda de mayor valor. Resulta que el retorno de su inversión es mucho más alto si construyen vivienda de 3 a 5 millones de pesos, que si construyen vivienda económica.El riesgo de este cambio en la operación del Infonavit es que vuelva a caer en los mismos vicios del pasado. Grandes colonias que las personas no eligen, sino que se les asigna a vivir ahí. Con casas que tienen todo tipo de problemas de calidad y que esconden gran corrupción en la que solo algunos políticos salen ganado.Veremos si no echan a perder al Infonavit.