A estas horas que usted esté leyendo esta reflexión -si son después de las 10 de la mañana de hoy lunes- ya ha de conocer cuál fue la decisión que el excanciller Marcelo Ebrard tomó sobre su futuro político. Hasta la noche de ayer domingo, sin que Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena le resolviera a Ebrard la impugnación sometida -que había sido una condición para continuar en la transformación- por las supuestas irregularidades en el proceso interno que le dio el triunfo a Claudia Sheinbaum, sin que se haya registrado -durante el plazo que terminó ayer- como precandidato presidencial en Movimiento Ciudadano (MC) y cuando el presidente Lopez Obrador ya lo vituperio por el posible retiro del partido oficial, es muy probable que quien atendió la diplomacia en lo que va del sexenio y quién fue representante personal alrededor del mundo del inquilino de Palacio, no le quedó otra más que aventurarse a la experiencia de crear su propio movimiento y como su exjefe -AMLO- buscar el sueño de intentar colocarse por mérito propio la banda presidencial.El posponer dar a conocer los resultados de la impugnación -que será hasta fin de mes- y los ‘exquisitos’ comentarios del presidente que desde la verborrea matutina le dedicó al excanciller, son un claro mensaje de que en Morena -desde donde hipócritamente le dicen que lo esperan ‘con los brazos abiertos’- lo quieren, pero muy alejado del movimiento.Con qué cara habría que regresar Ebrard cuando la disyuntiva entre un sí y un no, era de ser “inteligente” o “vulgar...arribista...grillo...politiquero y oportunista”. Las palabras de Lopez Obrador al referirse a Ebrard fueron muy claras sin dejar dudas a una mala interpretación. Primero el elogio breve: “Siempre he dicho que Marcelo es una gente inteligente...”. Pero, “suele pasar que cuando hay principios, los amigos son de mentira y los enemigos de verdad...Si no se piensa en el pueblo, si no se piensa en la nación, no sirve de nada, es una oportunista, un convencido, ambicioso, vulgar...todo mundo tiene que actuar en función de sus convicciones, de sus principios, de sus ideales...quien no piensa así es un politiquero, un arribista, un grillo, no puede llamarse político”.Ah, pero si decide permanecer a la sombra de Morena, el canciller había decidido ser “amigo” en lugar de “enemigo” y demostrar que es “inteligente” en lugar de “grillo oportunista”.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net