Miércoles, 09 de Octubre 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Ductos coladera

Por: Jaime Barrera

jbarrera

jbarrera

La tragedia de Tlahuelilpan del viernes pasado y lo que ocurrió el fin de semana con el ducto Salamanca-Guadalajara, en el que se detectaron tres tomas clandestinas tan solo el domingo que obligaron a parar su operación, deben obligar al Gobierno federal, a los gobiernos estatales y municipales a detectar las comunidades aledañas donde se dan estas ordeñas clandestinas.

Primero, para evitar por todos los medios que se vaya a repetir una explosión que cobre tantas vidas como la de la comunidad de San Primitivo, Hidalgo, y luego para poder normalizar el abasto de gasolina en las entidades que se surten de este ducto.

En Jalisco el desabasto de hidrocarburos ya hizo crisis no sólo por la pérdida de horas de su tiempo de miles de ciudadanos en las interminables filas para surtir gasolina, sino los efectos negativos que ya padecen el comercio y la industria.

Por eso es urgente hacer este mapeo y evitar que nuevas perforaciones ilegales detengan el funcionamiento del ducto, indispensable para poder regularizar la venta y el consumo de los hidrocarburos en Jalisco.

Según lo reportó ayer el propio director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, el ducto Salamanca-Guadalajara, que surte los tanques de la Planta de El Salto, y la de San Juan de Ocotán, en Zapopan, que se reactivó el domingo a las 7:30 de la mañana tuvo que volverse a cerrar en tres ocasiones por las tomas clandestinas que se detectaron en cuanto volvió a correr gasolina en él.

¿Se trató de tomas clandestinas nuevas o que ya estaban instaladas en el ducto y apenas fueron localizadas el domingo? ¿Se provocaron o no derrames en cada una de ellas? ¿En qué municipios o comunidades se detectaron? ¿Hubo o no detenidos?

Esas son algunas de las dudas que quedan luego de lo informado ayer por Romero Oropeza y que deberían buscar despejar las autoridades locales exigiendo mayor información para no verse sorprendidos y contribuir en la vigilancia, que como decíamos arriba, evite una tragedia como la de Tlahuelilpan y se reactive permanentemente el ducto que resuelva la situación de desabasto de combustibles que padece la ciudadanía.

De estas tomas clandestinas estábamos enterados desde hace décadas en Jalisco. Desde que se sospechó de ellas como la causa de las explosiones del 22 de abril de 1992 en Guadalajara, hasta que Jalisco se ubicó el año pasado en el sexto lugar de las entidades con el mayor número de tomas clandestinas con casi dos mil.

Son sin duda ductos coladera. Por donde circulaban hidrocarburos que se desviaban como sistemas de riego sin que nadie hiciera nada para evitarlo. Por eso, es plenamente justificable y bienvenida la inédita cruzada antihuachicol de López Obrador, pero el cierre de ductos debe venir acompañado de una estrategia para evitar que las ordeñas ilegales continúen como un abierto desafío de las mafias al Estado.

jbarrera4r@gmail.com

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones