El título de esta reflexión parece de telenovela, pero es la realidad en la relación que se vive entre México y Estados Unidos.Ayer, en el marco de la reunión del G-20 en Río de Janeiro, Brasil, Claudia Sheinbaum y Joe Biden estrecharon las manos y tuvieron su primer encuentro. Como vecinos, como socios comerciales más importantes -de ambas partes-, como compinches para mantener la seguridad fronteriza y controlar la migración, intercambiaron sonrisas, derrocharon optimismo y celebraron la relación bilateral. De acuerdo con el comunicado de la Casa Blanca, “Los dos líderes subrayaron la importancia de mantener la cooperación en migración, seguridad, para hacer frente al azote del crimen transnacional y asuntos económicos, para construir una fuerte asociación bilateral entre Estados Unidos y México”. Por su parte, el Gobierno de México difundió el mensaje muy similar de Claudia Sheinbaum, quien dijo que “Con el presidente Joseph Biden hablamos de la buena relación que existe y debe existir entre México y Estados Unidos, además de la importancia de trabajar juntos en materia de migración, seguridad y economía”. Tanto Biden como Sheinbaum están en la misma página.Sin embargo, en 62 días -el 20 de enero- cuando tome posesión Donald Trump -tiempo que se pasará “volando” con la Navidad y festejos de Año Nuevo de por medio- esa “cooperación”, “buena relación” y “construir una fuerte asociación bilateral” estará vigente hasta ese dia, pero posiblemente no será posible “aterrizarlas” en los días posteriores por las amenazas que “ya cocina” la nueva administración norteamericana. Y dicen que “para muestra basta un botón”. Trump acaba de de decir que está dispuesto a declarar “el estado de emergencia nacional”, para frenar “la invasión” de migración, a quienes acusa de “envenenar” e “infectar” Estados Unidos, “de comer mascotas” de los ciudadanos estadounidenses, de ser “asesinos” y “salvajes”, entre otros calificativos extremos. Ayer lunes insistió en que proyecta “la mayor operación de deportación en la historia” en cuanto llegue a la Oficina Oval. Y al declarar el estado de emergencia, estará en condiciones de usar “activos militares para revertir la invasión”, según dijo. En caso de que la amenaza se cumpla, miles de migrantes serán expulsados a territorio mexicano, donde se tendrá que apoquinar y asumir la carga, con el riesgo de que oponerse sea motivo de otras medidas autoritarias -sobre todo de tipo arancelarias-. El de Biden y el de Trump son dos discursos completamente diferentes y el camino de la relación bilateral solo es uno. Así que, el futuro entre nuestro país y nuestros vecinos del norte, está de telenovela. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhiub.net