Jueves, 21 de Noviembre 2024

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Don Carlos Cortés

Por: Armando González Escoto

Don Carlos Cortés

Don Carlos Cortés

¿Qué adulto no recuerda el noticiario cinematográfico “Provincia en Marcha”? Se exhibía en los cines de Guadalajara y con el paso del tiempo acabó siendo la historia gráfica de Jalisco y de su capital entre los años sesenta y ochenta del pasado siglo. Tras de aquella pantalla que nos reflejaba estaba la inteligencia diestra de don Carlos Cortés Vázquez, quien también por varias décadas tuvo en este periódico una columna siempre abierta a la reflexión y al cuestionamiento.

Su tío y tutor había sido pionero en los campos de la radio y del cine, poniendo las bases de lo que sería después la “Hora nacional”, y es justo en esa trayectoria que don Carlos llegó a Guadalajara siendo muy joven, y aquí se quedó para convertirse en impulsor de numerosas iniciativas en el campo de la comunicación y del periodismo escrito, radiofónico, cinematográfico y televisivo.

No obstante, sus grandes alcances y logros, mantuvo todo el tiempo un perfil sencillo y cercano, quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo y tratarlo pudimos valorar aún más sus éxitos, considerando que las condiciones iniciales de su existencia no le dieron recurso alguno que garantizara un futuro de altas cumbres, si las alcanzó fue porque tuvo el coraje y el pulso, la constancia, la voluntad, y un genio creativo y empresarial admirable.

Ya en su madurez fundó la asociación civil “Razón y Acción”, que congregó en su seno a muy destacados personajes de la vida periodística, política, intelectual y cultural de Guadalajara, en una tertulia sabatina dirigida con la agudeza propia de don Carlos y que, gracias a su poder de convocatoria reunía como interlocutores a los más destacados personajes de la vida citadina, como él tanto lo decía “sin filias y sin fobias”, siempre teniendo como propósito el bien común de la ciudad que lo recibió y a la que él amó con palabras y con obras.

Fruto de este aprecio por Guadalajara fue su constante preocupación por la acelerada pérdida de identidad que la urbe ha sufrido y su búsqueda de soluciones que no siempre encontraron eco en los nuevos comunicadores sociales. Es que don Carlos pudo todavía conocer a la Guadalajara genuina, la que había sido capaz de generar una propia cultura pese al centralismo asfixiante de nuestra historia nacional.

Este su compromiso con la ciudad y con el país se asentaba sobre la base sólida de un lector ávido que supo transitar del libro impreso al libro digital, de tal modo que todo el tiempo estaba leyendo, este hábito daba a su conversación un fondo universal y profundo, ya que leía de todos los temas buscando en todos estar actualizado.

La mañana del pasado martes habrá rezado, como era su costumbre inmemorial, el “Sudario”, una serie de oraciones por todas aquellas personas que él había conocido y estimado, sin saber acaso que lo hacía en este mundo por última vez.

Es penoso que todavía los seres humanos no encontremos la manera de preservar toda la riqueza que se guarda en el cerebro de los personajes notables, salvando así ese enorme cúmulo de conocimientos, visiones y experiencias que la muerte suprime, apenas si logramos tomar notas, grabar voces, conservar recuerdos, nada más.

Don Carlos ha dejado esta vida en silencio, de manera inesperada, sin dar molestias, algo que siempre evitó aún a costa de su bienestar. ¿Defectos, limitaciones, errores, lados oscuros? Los hubo sin duda, pero que de eso hablen aquellos que para eso tengan vocación.

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