Apenas llega uno por vía aérea a Guadalajara, recorre los primeros metros a la zona metropolitana y la primera impresión que se causa con los espectaculares que tapizan el panorama es que estamos en plenas campañas políticas -aunque la ley no lo permita-, pero más que eso, que hay una figura pública que predomina -por lo menos en la cantidad de publicidad que ‘embellece’ a la ciudad- y ese es Adán Agusto López Hernández, el ex secretario de Gobernación, amigo personal del presidente López Obrador, y aparentemente el segundo en la preferencia de las cuatro ‘corcholatas’, despues de Claudia Sheinbaum, de quien se percibe continúa con la deferencia de Palacio Nacional para que sea la encargada de continuar con la ‘transformación’ de México.Cabe destacar que de los cuatro morenistas -precandidatos- Don Adán fue el único que rechazó el apoyo de 5 millones de pesos del partido para que ‘le midiera el agua a los camotes’ a la popularidad entre la población, que se dieran sus ‘baños de pueblo’ y ‘ventilaran’ sus proyectos de país.Y precisamente en ese exponer sus ideas, conceptos y propuestas, surgen las declaraciones recriminatorias y arrebatadas que en muchas ocasiones se dicen sin el antecedente o una base que le dé certeza al reclamo. La semana pasada, el mismo López Hernández arremetió en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), afirmando que ese poder “está podrido” por declarar la invalidez del Plan B de la reforma electoral, condenando que la decisión se tomó “a contentillo de los grandes intereses”.Y culminó el comentario ponderando el daño que se causaba, al señalar que “es el colmo de los absurdos, la Corte le acaba de quitar a los migrantes -mexicanos en el extranjero- la esperanza, no van a poder votar por culpa de los ministros que son unos hipócritas”, agregando que por esa razón es urgente una reforma en el Poder Judicial.Es una falacia que a los mexicanos se les niegue el derecho al voto y, ojo, aunque tengan la posibilidad de externar su decisión a través del voto, la historia reciente nos dice que a nuestros connacionales allende las fronteras su interés es casi nulo para ser parte del proceso electoral. Y esa apatía se refleja en las estadísticas de las mismas autoridades electorales.Por ejemplo, de acuerdo con cifras gubernamentales oficiales, se estima que hay casi 13 millones de mexicanos viviendo fuera de México. De ese universo, casi el 98 por ciento radican en los Estados Unidos -alrededor de 12 millones-. ¿Sabe usted cuántos mexicanos en el extranjero votaron en la elección del 2018 donde López Obrador obtuvo el triunfo y llegó a la presidencia?. Fueron 98,470, lo que significa que menos del 1 por ciento ejercieron su derecho.Más recientemente, para las elecciones del 6 de junio de 2021, donde estaba en juego la renovación de toda la Cámara de Diputados y la mitad de los gobiernos estatales, que determinaban el poder de López Obrador y su partido para los próximos años, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE) hasta el 10 de marzo de ese año -fecha límite para el registro-, los que se inscribieron en la Lista Nominal de Electores Residentes en el Exterior fueron 33,698 mexicanos que radican en 98 países. Lo que significa que el porcentaje fue tres veces más chico del paupérrimo registro de la elección presidencial de tres años antes.Muchas veces los políticos -en este caso Don Adán- usan el primer argumento que se les viene a la mente, carente de sentido, de respaldo estadístico y de veracidad, solamente con la intención de ‘pegarle’ a un poder que se ha encargado de hacerles saber que ‘la ley, es la ley’. ¿Usted, qué opina? daniel.rodriguez@dbhub.net