El Presidente Andrés Manuel López Obrador parece no estar decidido a emplear su capital político y su inmensa popularidad para poner un alto a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) en beneficio de la educación de las niñas y los niños de este país.Lo indica lo ocurrido la semana pasada, luego de la séptima reunión en Palacio Nacional entre los líderes de la CNTE y el propio Presidente, así como la toma y desalojo de la Cámara de Diputados para presionar, entre otras cosas, por el control de las plazas automáticas para los egresados de las normales, que ya recibió el apoyo presidencial.Lo deseable hubiera sido que AMLO apoyara las negociaciones que la mayoría de las y los diputados de Morena y sus aliados habían logrado ya con las bancadas de oposición para enriquecer las leyes reglamentarias de la iniciativa con la que se derogó la reforma educativa que promulgó el gobierno de Enrique Peña Nieto en 2013. Los términos en los que iban los acuerdos tenían la aprobación de muchas organizaciones sociales y de expertos porque se mantenían instrumentos de evaluación para los maestros y el control del Estado de las plazas magisteriales.Justo son estos avances, inaceptables para la CNTE, los que están riesgo por las presiones al Presidente realizadas por las dirigencias sindicales del sector más radical que quiere de regreso todas las canonjías y privilegios con los que manejaba a su antojo las escuelas públicas, sobre todo en el sureste del país, donde se registran los más bajos niveles educativos de México.Si López Obrador cede o no a estas presiones se verá en la postura que asuma finalmente la bancada morenista en las discusiones que se darán en los próximos días en la Cámara de Diputados para la definición de las leyes secundarias de la nueva reforma educativa.El líder del gobierno de la autollamada cuarta transformación está ante una clara y decisiva disyuntiva: si se volverá a entregar el tráfico de plazas magisteriales y el control administrativo y económico del sistema educativo a la CNTE; o se erigirá como un gobierno que tendrá la rectoría de la educación y que no cederá a los chantajes de quienes fueron sus aliados electorales, aún con el riesgo de perder el apoyo popular que esto podría significar, incluyendo el de una eventual escisión de los 40 diputados de Morena que pertenecen a la CNTE.A principios de año, desde el gobierno federal no se hizo nada para desbloquear las vías ferroviarias que la CNTE tomó para cobrar adeudos por dos mil millones de pesos, que finalmente les fueron entregados. Eso no será nada, si en esta ocasión esta mafia que medra de los presupuestos educativos vuelve a doblar al Presidente. Si así pasa habrá que cobrar cara la factura al gobierno de la 4T. jbarrera4r@gmail.com