El 2 de octubre de 2018 fue asesinado el periodista saudita Jamal Khashoggi dentro del consulado de su país en Estambul, Turquía. De acuerdo con las investigaciones de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, fue “asesinado brutalmente” por un equipo de 15 agentes enviados desde Riad -capital de Arabia Saudita- y su cuerpo fue desmembrado.La muerte de Khashoggi, quien era un duro crítico de la monarquía de su país -especialmente del príncipe heredero Mohammed Bin Salman-, radicaba en Estados Unidos desde el 2017 y era columnista del Washington Post, desde donde donde reveló operaciones y movimientos que molestaban al gobierno en Arabia Saudita.El reconocimiento por parte de las autoridades saudíes de que Khashoggi había sido asesinado en el consulado en Estambul, provocó una serie de reacciones internacionales. En el 2019, durante un debate de las elecciones primarias demócratas Joe Biden abordó el tema de cómo serían las relaciones con Arabia Saudita con el antecedente del asesinato de Khashoggi, a lo que dijo “Vamos, de hecho, a hacerles pagar el precio, y a convertirlo, de hecho, en los parias (persona excluida de las ventajas de que gozan) que son”.Bueno, pues el mismo Biden, ahora ya como presidente de los Estados Unidos planea visitar el mes próximo Arabia Saudita -además de Israel y Cisjordania- en una gira obligada por la crisis energética por la que se atraviesa y ‘tragarse’ sus palabras sobre el príncipe heredero con quien se ha confirmado se entrevistara en la ciudad de Yedá.Estados Unidos desde 1945 mantiene una relación bilateral con Arabia Saudita, pero solamente basada en la seguridad y el petróleo. Sin embargo, han tenido episodios tirantes como sucedió después de los atentados del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas en Nueva York, ya que 15 de los 19 terroristas eran saudíes y desde Riad -en aquel entonces- se financiaba el extremismo islamico, además de su relación cercana que mantiene con Siria y Libia.Hoy, el presidente Biden presionado por tratar de amortiguar primero y después resolver la amenaza económica que se vislumbra, se ve en la necesidad de olvidarse de los calificativos, poner cara de buenos amigos y tender la mano a Oriente para evitar una catástrofe financiera más grave.En la pasada Cumbre de las Américas en Los Ángeles, el tema central no fueron los ínfimos acuerdos que se tomaron, sino la negativa de la administración Biden de invitar a países bajo dictaduras -Venezuela, Cuba y Nicaragua-, cuando una gran mayoría solicitaba la presencia de todas las naciones para abordar las diferencias y buscar una verdadera integración de América a pesar de las diferencias ideológicas.El eje de la política de Biden se ha basado en la promoción de la democracia y muy insistentemente en los derechos humanos, por eso es que extraña mucho que ‘doble las manos’, se trague sus palabras y vaya a poner cara de buenos amigos, cuando algo parecido pudo haber hecho en la Cumbre y aceptar como anfitrión a todos los vecinos sin importar sus tendencias. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net