Más o menos a la misma hora que Claudia Sheinbaum visitaba al Presidente en Palacio Nacional, Pablo Lemus llegaba a Casa Jalisco para iniciar la transición del Poder Ejecutivo en el Estado. Son también del mismo partido, no hay enconos ni facturas pendientes. Pablo fue invitado a Movimiento Ciudadano en 2015 como candidato a Zapopan por Enrique Alfaro y es en muchos sentidos su referente y maestro.Hay sin duda cosas que en Jalisco funcionan y funcionan bien. A esas no hay que moverle o hay que moverle poco. En desarrollo económico, tanto en el campo como en la ciudad, Jalisco ha seguido una misma ruta desde los años 90 del siglo pasado que tiene muchas cosas que ajustar y poner al día, pero Lemus recibe un Estado con varios motores económicos funcionando, igual como lo recibió Alfaro y lo recibió Aristóteles y así para atrás. De igual manera hay muchas otras cosas que no están funcionando o hay incluso un deterioro en este periodo de Gobierno. Para no discutir cifras hablemos sólo de tres temas torales: la desaparición de personas, la calidad del agua y la gestión de la basura.No se puede hablar de una buena gestión de la seguridad pública cuando se tienen acumuladas en el sexenio nueve mil personas desaparecidas sin localizar. La aparente reducción en otros delitos, particularmente en homicidios (que pasó de cerca de dos mil en 2019 a poco menos de mil 500 en 2023) resulta una falacia cuando vemos el incremento sostenido de la desaparición. Si sumamos homicidios dolosos más desaparecidos sin localizar son más de 20 mil personas. El tamaño de la crisis de seguridad que entrega Alfaro es enorme y nada tiene que ver con los videos triunfalistas de cada mes. El cambio en materia de seguridad y violencia tiene que ser radical.La inversión en abasto de agua en el sexenio que termina fue importante, pero por debajo de lo necesario. Alfaro dice que con esas obras hay agua para 50 años; Lemus asegura que para 30, y eso sí, y sólo sí, le metemos 123 mil millones de pesos más. Pero el problema más grande que entrega Alfaro no es el agua del futuro sino la de hoy: la calidad de agua que está surtiendo el organismo intermunicipal que depende del Gobierno del Estado ha ido de mal en peor. Cuando Lemus quiera mover esas piezas van a rechinar las cuerdas.Pero sin duda el tema en el que más callos se van a pisar es la gestión de residuos sólidos. Aunque en teoría es un tema municipal, por diferentes motivos el Gobierno estatal y particularmente el Gobierno de Alfaro está metido hasta las manitas en la basura. El elefante en la sala se llama Caabsa, el concesionario de la mayoría de los municipios metropolitanos. La red de intereses que se ha tejido a lo largo de 35 años de operación de la basura en Jalisco es enorme. La duda es si Lemus, que hizo campaña diciendo “Caabsa ya se va”, tendrá la voluntad (y la fuerza) para cambiar un modelo de recolección y disposición de desechos sólidos que atraviesa múltiples intereses en el partido naranja. diego.petersen@informador.com.mx