¿Quiere el rector Ricardo Villanueva ser candidato? Cualquiera que haya estado atento a la información de las últimas semanas diría que sí, pero luego resulta que no, o sí solo sí. Él mismo habló de la posibilidad de competir en un entrevista banquetera. Luego apareció una encuesta donde lo ponían como candidato de Morena a la gubernatura de Jalisco y generó una enorme especulación, misma que él dejó correr. Días después él mismo hizo pública una fotografía tomando un café con el presidente de Morena, Mario Delgado, en la Ciudad de México. ¿Motivo? Invitarlo a dar una conferencia en la Universidad de Guadalajara, una deferencia digamos poco usual: un amistoso telefonazo hubiera bastado. Finalmente, en una entrevista, dijo que consideraría posible una candidatura para un cargo de elección popular si se viera obligado a defender desde otra trinchera a la Universidad de Guadalajara. Aquí es, para decirlo con elegancia, donde la puerca tuerce el rabo.Ricardo Villanueva es uno de los políticos más importantes y notables del estado. Ser rector de la Universidad lo hace visible, y también lo condiciona: es parte, y muy importante, del grupo político universitario. Fue ya candidato por el PRI a Guadalajara en 2015, y aunque fue derrotado por el hoy gobernador Enrique Alfaro, “El Richard”, como aparecía en la propaganda política de aquellos años, fue un buen contendiente. Tiene, pues, todas las condiciones. La decisión de participar o no como candidato es de él. Si no quiere, aunque lo pongan. Lo que no puede es decir que sería candidato únicamente para defender los intereses de la Universidad. Si bien la lectura puede ser que haría cualquier cosa por la UdeG, incluso aceptar una candidatura que no quiere, es muy irresponsable, y mercadotécnicamente erróneo decir que sería candidato para defender a la casa de estudios y recuperar los 140 millones del museo de Ciencias Naturales y no para representar a todos los jaliscienses.Villanueva puede seguir deshojando la margarita y decir la quiero, no la quiero. En cualquier caso, debe tener claro que no es fácil brincar de la rectoría de la Universidad de Guadalajara a la gubernatura. En algún momento de su gestión como rector Raúl Padilla pensó que podría hacerlo, y le cerraron todas las puertas. Carlos Briseño siendo rector se soñó gobernador, y terminó confrontado y expulsado de la Universidad.El cargo de rector pesa y el grupo político también. A donde vaya Villanueva, si es que va a algún lado, irá con todo el peso de la Universidad para bien y para mal. La ruta a cualquier candidatura implica dejar muy claro el papel del grupo. Digamos que para cualquier partido es una novia con mucha familia.diego.petersen@informador.com.mx