Cuando más a disgusto estamos con el gobierno de López Obrador, cuando comienzan a caerse a pedazos las promesas, y los grandes temas del país como seguridad y salud mandan señales desesperantemente negativas, cuando todo se ve gris hacia adelante y la ineficiencia gubernamental llega a niveles desesperantes, ahí están Alejandro Moreno, el inefable “Alito”, presidente nacional del PRI, y la inigualable Sandra Cuevas, la alcaldesa perredista de Cuauhtémoc, para recordarnos por qué estamos donde estamos, por qué llegamos a donde llegamos y por qué López Obrador ganó con más de 50 por ciento de los votos.Lo ilegal de las grabaciones que dio a conocer la gobernadora de Campeche no le quita la gravedad al contenido de lo dicho por Alejandro Moreno. La violencia, el pensamiento antidemocrático y la vulgaridad de lo que oímos es, parafraseando a Monsiváis, una declaración patrimonial de los bienes intelectuales y morales del líder del PRI. Y sí, no todos los priistas son iguales, nomás faltaba, ni el PRD es Sandra Cuevas con su torpeza y autoritarismo, ni el panismo es sinónimo de Juan Collado y Diego Fernández de Cevallos. Pero mientras sigan siendo ellos y otros similares los representantes de esa oposición, la derrota moral de la que, desde su pedestal autodesignado, habla López Obrador se actualiza y revitaliza.El problema de la oposición no es solo la estulticia de sus personajes sino la falta de un proyecto alternativo de nación. Mientras el debate sea con AMLO o contra AMLO, Morena o antiMorena, la oposición lleva todas las de perder, entre otras cosas porque arrastra con una cauda de corrupción mucho más larga y visible que todos los escándalos de este sexenio. Por supuesto que en el actual gobierno también hay corrupción, pero meterse en ese campo es una batalla perdida de antemano, aunque se trate del hijo o los hermanos del presidente. La oposición necesita una oferta que no sea el regreso al pasado corrupto, pero más eficiente. No es con los viejos personajes del PAN, PRI y PRD ni el retazo con hueso en lo que está convertido MC de donde saldrá un proyecto alternativo de país. Eso no quiere decir que no existan personas valiosas en cada uno de esos institutos políticos, sino que la forma de articular las ideas deberá ser desde otra lógica. Hay que debatir los grandes temas que puso sobre la mesa el presidente López Obrador, combate a la pobreza y combate a la corrupción, pero sin caer en la trampa de la polaridad del blanco y negro. El resto no es sencillo y llevará años construirlo, pero lo primero que debe tener claro cualquier proyecto alternativo al lopezobradorismo es que con esos, Alitos y Sandritas, no.diego.petersen@informador.com.mx