¿Tiene solución el tráfico en López Mateos? No. No hay ninguna solución completa y definitiva para un pésimo desarrollo urbano como el que ha tenido Guadalajara desde finales del siglo XX. Décadas de malas decisiones no se resuelven con paso a desnivel, ni con viaductos, ni con más carriles o nuevas calles, lo cual no significa que haya que quedarse de manos cruzadas frente al problema. Una de las peores herencias del gobierno de Alfaro fue la desaparición de la Policía Vial y con ella de la Secretaría de Vialidad. Fue consecuencia de una fallida reforma administrativa y un diseño institucional que solo funcionó en la cabeza de su creador. Fieles solo a sí mismos, en lugar de corregir los errores los perpetuaron con esa soberbia que caracterizó al periodo alfarista.La primera acción de gobierno de Pablo Lemus ha sido implementar medidas para agilizar el tráfico en López Mateos Sur. De la nada, el primer día aparecieron agentes viales y voluntad para mejorar las condiciones de tráfico en esa zona. Son el mismo número de autos, de los mismos ciudadanos circulando por las mismas vías. No hay magia posible, lo que se puede hacer es solo meter un poco de orden e inteligencia y, a prueba y error -como lo dijo el gobernador en el acto de toma de posesión- tratar de agilizar el desplazamiento de los autos implementando carriles de contraflujo, agilizando el tránsito con agentes viales, levantando de inmediato autos averiados o choques lamineros. El ingreso sur de la ciudad por López Mateos es sin duda el más problemático y por lo mismo emblemático. Había que comenzar por ahí. Sin embargo, hay muchísimos otros ingresos y zonas conflictivas que requieren soluciones distintas. Cada una tiene que ser estudiada para implementar esas pequeñas medidas que en conjunto cambian la movilidad: quitar un tope, arreglar un bache, eliminar una vuelta izquierda, ampliar una bayoneta, ordenar la entrada a un comercio, sincronizar semáforos, etcétera. Nada de esto es la solución de fondo, pero cambia la vida a muchos habitantes de la ciudad. Si esos trayectos de hora u hora y media pueden reducirse en 15 o 20 minutos, no solo para quienes se mueven en auto particular, sino principalmente para quienes lo hacen en transporte público, estamos hablando de miles de horas hombre. Horas para el ocio, para el descanso, para vivir un poco mejor. Esa media hora o 40 minutos ganados en la ida y vuelta de la casa al trabajo y del trabajo a la casa no van a hacer más rico a nadie, pero probablemente sí un poco más felices a todos. diego.petersen@informador.com.mx