Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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La herencia maldita

Por: Diego Petersen

La herencia maldita

La herencia maldita

Si le preguntamos a Enrique Alfaro cuál fue la peor herencia que recibió, seguramente dirá que el problema de seguridad. Todos los gobernadores, invariablemente, dicen que recibieron un cochinero y que les dejaron un Estado mucho peor de lo que imaginaron en materia de seguridad (lo cual sólo significa que imaginan poco o no leen nada). La peor herencia que dejará el gobernador Alfaro a su sucesor será el mismo, y no sólo por los eventos violentos que hemos visto en los últimos días, sino por razones que, desde ya, podemos adelantar, argumentará la próxima o próximo gobernante. 

Las cifras que hoy aplaude el mismo candidato de Movimiento Ciudadano, Pablo Lemus, tienen un pequeño problema: hablan de denuncias presentadas, no de realidades. Después de recorrer los municipios en campaña, el candidato oficial y las candidatas de oposición se darán cuenta de lo obvio: en el terreno las cosas se viven distintas a como se ven desde Casa Jalisco y están mucho más complicadas de lo que dicen las cifras oficiales. 

Las Fiscalía del Estado, esa que Alfaro prometió transformar cuando era candidato y luego como gobernador electo, está en el abandono político y presupuestal. En algún momento el gobernador se convenció o lo convencieron de que la mejor forma de bajar los delitos era bajar las denuncias, y para ello es mejor una Fiscalía que genere miedo y no confianza; que ahuyente la denuncia, no que la promueva; que obedezca y no que tenga autonomía. El gobernador dijo, cuando el famoso asunto de la represión a los manifestantes que se quejaban en la Fiscalía de la represión del día anterior, que la institución estaba tomada. Nada se hizo para resolverlo, así que, si aquello fue cierto y no un simple paro para justificar la violencia contra los jóvenes, el siguiente gobernador recibirá una Fiscalía anquilosada, empobrecida y encima, infiltrada por los malandros. 

Las policías no están mucho mejor. Dejemos de lado la de Vialidad cuyo desastre en este sexenio es mayúsculo. El gobernador Alfaro entregará una Policía estatal más o menos igual a la que recibió. Por supuesto que el Gobierno actual tendrá datos para argumentar todo lo que han hecho, pero en esencia es lo mismo. Esto es, no hubo en este sexenio un impulso de transformación de las Policías, se dedicaron sólo a administrar el problema. Ni que decir de la Policía Metropolitana, que sólo existe en la cabeza del gobernador, pues los alcaldes de la zona metropolitana, supuestos beneficiados directos de la existencia de este cuerpo policiaco, no la conocen ni la reconocen.

Pero sin duda, la peor herencia que entregará el gobernador Alfaro será más territorios perdidos, más barrios y municipios donde, para decirlo bonito, la seguridad depende de otros.

diego.petersen@informador.com.mx

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