Pasando la calificación de la elección presidencial la próxima semana en el Tribunal, cuyo único obstáculo era la selección, solo para esa sesión, de un sexto magistrado, lo que viene es la batalla por la sobrerrepresentación en el Congreso: cómo asignar los diputados y senadores plurinominales. Pareciera sencillo aplicar una fórmula, pero no lo es tanto, porque, pequeño detalle, en la última reforma electoral a nuestros legisladores se les olvidó armonizar las leyes de coalición con la Constitución.En la ley para eliminar la llamada “vida eterna”, esto es que los partidos rémoras (el Verde, el PT, Encuentro Social) negociaran por anticipado su registro, la ley obligó a que en las coaliciones el voto fuera por partido y que cada uno tuviera que ganar su registro en las urnas y no en la mesa. Esa buena idea generó el desastre que vimos en el cómputo electoral el 2 de junio y también la discusión sobre la representación, pues, aunque los partidos compitan en coalición, los plurinominales según la Constitución se asignan por partidos, lo que le daría una sobrerrepresentación a los tres partidos de la coalición triunfadora y una subrepresentación a los derrotados.Morena y aliados tuvieron 64.83 por ciento de los votos para diputados. En su interpretación, los tres partidos tienen derecho a sobrerrepresentación y les tocarían 373 curules, 74.6 por ciento del total. La oposición alega que la interpretación correcta de la fracción V del artículo 54 es que la coalición Sigamos Haciendo Historia no debe tener más de 300 diputados, 60 por ciento, que es lo que la Constitución marca como tope para una sola fuerza política.El problema del argumento de Morena y aliados es que, como lo han hecho notar varios juristas, la Constitución también dice, más arribita, en la fracción I del mismo artículo, que solo podrán acceder a plurinominales los partidos que hayan tenido candidato en al menos 200 distritos. Si se aplica la misma idea de que son los partidos y no las coaliciones lo que rige el reparto, el único con derecho a plurinominales es Movimiento Ciudadano, pues ninguno de los otros seis (PAN, PRI, PRD, PT, Verde y Morena) cumple con esa condición.La contradicción ahí está y la decisión de cómo interpretar la norma caerá en 11 Consejeros del INE y al final en cinco magistrados del Tribunal Electoral. La votación será con toda certeza dividida y la presión sobre estas 16 personas será enorme tanto por el gobierno, del presidente para abajo, como de la oposición que ya anunció marchas para este domingo. Lo que está en juego no es menor: que exista una aplanadora que acabe con las instituciones de la democracia que conocemos hasta ahora, buenas, malas o regulares, todas sin duda perfectibles, o que reconstruyamos este país de forma colegiada y negociada. Porque es cierto, Morena y aliados ganaron las elecciones con un amplísimo margen, pero nadie les dio el mandato de gobernar solos: 35 de cada cien mexicanos no votaron por ellos.diego.petersen@informador.com.mx