Como en película de Hollywood, se presagia un final con la gran batalla de los dinosaurios. En un lado, el “presidente traidor”, Alejando “Alito” Moreno, y en el otro el peñista Miguel Ángel Osorio Chong. En medio muchos, muchísimos priistas que tienen mucho que decir, pues son los verdaderos liderazgos regionales, y una votación clave en el Senado de la República a una propuesta del PRI sobre la extensión del transitorio para que el Ejército permanezca en las calles. Más allá de la trascendencia de la votación en materia de seguridad, será una buena forma de medir el peso de “Alito” y Osorio Chong rumbo a la batalla por el partido el próximo año.Si la bancada priista en el Senado se mantiene unida en torno al liderazgo de Osorio y no permite la reforma Constitucional no sólo le dará vida a una posible alianza con el PAN y el PRD, sino que mandará un claro mensaje al Presidente de la República y el Gobierno federal de que el ex secretario de Gobernación sigue siendo la aduana por la que pasan las reformas. Si por el contrario “Alito” logra cambiar los suficientes votos del PRI para pasar la reforma que necesita el Presidente pero que él, por interpósita persona, propuso, podemos apostar que se continuará al menos un año más al frente del PRI y que él dirigirá los destinos del PRI para la elección de 2024.La gran pregunta es qué harán los liderazgos priistas en caso de que “Alito” termine por vender el partido a cambio de no ir a la cárcel. No tienen demasiadas opciones en ese escenario. Quizá veamos a algunos senadores pasarse a la bancada independiente, pero la mayoría se quedarán a administrar la derrota, buscando acuerdos con Morena o con la oposición.Si algo ha mostrado el PRI es su capacidad de resiliencia, para usar la palabra de moda, o de adaptación, que es lo mismo, pero sin la pedantería de la moda. Como sea, lo cierto es que los priistas saben adaptarse a la circunstancia y saben que su gran activo es lo que les queda de contacto con el territorio. Se ha dicho mucho, no sin razón, que Morena es la cristinita del PRI, que para los priistas la gran diferencia entre los gobiernos del PAN y ahora el de Morena es que López Obrador fue uno de ellos y por lo tanto los conoce y los atrae. El problema de este análisis es que sobredimensiona a Morena y minusvalora al PRI. Es cierto que el elemento aglutinador del PRI siempre ha sido el poder: nació desde el poder y para administrar el poder. En contrapartida, los partidos que nacieron en la batalla contra el poder, como es el caso del PAN, el PRD y el mismo Morena y cuya esencia está ahí, en la lucha contra el gobierno, así sea de su mismo partido.Morena no es el PRI y si alguien lo sabe, son los priistas.diego.petersen@informador.com.mx