El juicio contra Genaro García Luna en la Corte de Brooklyn, en Nueva York, sigue salpicando a la clase política y más allá. Es cierto, se trata de testigos protegidos que están buscando un beneficio en sus propias sentencias, sin embargo, el efecto político de lo que está sucediendo en la Corte el juez Cogan va más allá del acusado y del narcotráfico.La presencia como testigo de cargo de Héctor Villareal, ex secretario de Finanzas de Coahuila en la administración de Humberto Moreira, reveló una trama perversa que quizá intuíamos e imaginábamos, pero no habíamos dimensionado. Lo novedoso es que lo escuchamos de viva voz de un actor de primera línea en uno de los gobiernos que mejor representa la gran corrupción de los años recientes. El Gobierno del profesor Humberto Moreira sintetiza como ninguno el ciclo del endeudamiento irresponsable, el uso de recursos públicos para campañas políticas, en este caso del PRI, la relación con el crimen organizado y, de acuerdo a lo expresado ayer en el juicio, la corrupción de medios de comunicación.Por supuesto que cada una de estas perversiones del sistema corrupto puede existir por sí misma: la corrupción de los medios no necesita estar precedida por un acuerdo con el crimen organizado, ni el endeudamiento irresponsable termina necesariamente financiando campañas políticas. Lo interesante del testimonio de Villarreal es que nos permite asomarnos, otear, cómo funciona el sistema de la corrupción y su relación con la reproducción del poder y los poderes fácticos. El endeudamiento de Coahuila en la era de Humberto Moreira no tiene parangón; ningún gobernador se había atrevido a tanto, incluso falsificar el Diario Oficial del Estado para obtener créditos no autorizados por el Congreso. Ese dinero financió elecciones del PRI en toda la República, incluyendo la primera etapa de la campaña de Enrique Peña Nieto a la Presidencia. En su gobierno el crimen organizado se asentó en Coahuila y la hicieron literalmente su casa (la matanza de Allende, perpetrada por Zetas que controlaban y vivían en el Penal de Piedras Negras, mostró una connivencia hasta ese momento nunca vista) y la presunta intermediación con medios de comunicación para cerrar el círculo de protección.Lo que sigue en el guion es la defensa de la soberanía, el nacionalismo y el uso faccioso de la información para atacar a quien convenga, desde García Luna hasta Calderón, pasando por cualquiera que los haya saludado. La mayoría de ellos sin duda lo merece. Lo importante es entender el sistema, que ese vínculo que empieza con la corrupción que se justifica a sí misma porque “la causa es primero” (sea de gobiernos panistas, priistas, naranjas o de Morena) termina invariablemente debilitando al Estado. diego.petersen@informador.com.mx