Mi amigo el “Ratón” es un tipo genial. No tiene pelos en la lengua. Cuando era joven, en realidad adolescente, lo invitaron a comer a casa de un compañero. Su amigo, en un afán por congraciarse con su madre, no dudó en decir: “Mamá, esta es la mejor sopa que he comido en mi vida”. El “Ratón”, sin levantar la mirada del plato, sólo comentó: “Qué poco has viajado” y siguió comiendo. Algo similar sucede con el Tren Maya y el supuesto récord que presume el Presidente que dice, sin empacho, que nunca se había construido un tren en tan poco tiempo. Sólo para darnos una idea, en China, en 2018, construyeron una estación de ferrocarril en nueve horas, así que podemos dudar de los datos del Presidente, pues inaugurar una tercera parte de los mil 500 kilómetros en cinco años, a sobrecosto y sin terminar no parece ser una gran hazaña. El Tren Maya es sin duda una gran obra, y también lo es que tiene muchos problemas. El principal es sin duda ecológico y particularmente en el tramo de Cancún a Chetumal y de ahí a Escárcega, esto es, justo el tramo que no se inauguró. De Chetumal a Mérida había una vía prexistente, y de Mérida a Cancún se hizo sobre el derecho de vía de la carretera de cuota. Es una obra fundamental e importantísima para la península, lo cual no quita los problemas, que no son pocos. Dos son los fundamentales: el costo ecológico y el sobrecosto económico.El problema ecológico está más que documentado. En el tramo entre Cancún y Chetumal es fundamentalmente la afectación a mantos freáticos en el sistema cavernoso, los famosos cenotes, más grande del mundo. Entre Chetumal y Escárcega es la reserva de la biosfera más importante para la conservación del jaguar en México y de ahí para abajo; en un ecosistema donde sobreviven los grandes depredadores, subsisten los demás.El segundo tema, no menor, es el sobrecosto. De acuerdo con cálculos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el sobrecosto del Tren Maya es de 256%. El dato es similar al de los trenes construidos en la era de Peña Nieto, y por tanto la pregunta obligada es: ¿tenemos que aceptar que lo normal es que las obras cuesten más del doble de lo presupuestado, o es falso que en el pasado neoliberal se robaban el dinero? Quizá la respuesta es que en la era de la 4T se roban lo mismo o un poco más que antes y por eso quieren acabar con el INAI.Bienvenido el primer tramo del Tren Maya con todos sus innegables beneficios. Nos toca auditarlo de punta a punta, en lo ecológico y lo económico.