En los años setenta, cuando la Universidad de Guadalajara se regía por los principios ideológicos del marxismo teórico y el pistolerismo práctico, estuvo a punto de lograr el gran anhelo socialista de ser una universidad sin clases. No se logró, porque nunca faltaba el maestro de espíritu burgués que entraba al salón, daba cátedra y encima tomaba lista. Una de las estrategias de la famosa FEG para abolir las clases era festejar a todo santo o misterio de la iglesia católica. JJ, un brillante egresado de la Prepa 2 de aquellos años, lo plasmó en una sola frase: en la UdeG no quieren a la iglesia… Ah, pero cómo la festejan.Algo similar sucede al Gobierno con la carta del “Mayo” Zambada. Del Presidente para abajo se han dedicado a ponerla en duda, a decir que es solo una versión interesada, que ellos mismos no saben qué pasó. No le creen al “Mayo”… Ah, pero cómo le hacen caso.El “Mayo” Zambada dijo en su carta que no se había entregado, que había sido secuestrado por Joaquín Guzmán López cuando llegó a una reunión en la que trataría de mediar un conflicto político entre dos amigos suyos: el gobernador Rocha y el diputado electo Héctor Melesio Cuén, todos crecidos en Badiraguato, el pueblo que tiene el índice más alto de personas famosas por habitante en el mundo. El Gobierno duda de la palabra del narcotraficante, pero el único delito que se investiga en la Fiscalía General de la República es el de traición a la patria en su modalidad de secuestrar a un ciudadano mexicano para entregarlo a autoridades extranjeras, tal como lo denunció el capo en su carta.De acuerdo con la versión del “Mayo”, a Cuén lo mataron en el mismo lugar donde él fue secuestrado. La Fiscalía de Sinaloa sostuvo desde el primer día que a Cuén, el enemigo político del gobernador, lo mataron en un intento de robo. Para probar sus dichos, la fiscal mostró un video de una camioneta que está cargando gasolina cuando se le acerca una motocicleta. Uno de los tripulantes abre la puerta derecha del auto y dispara, o eso dicen, porque nadie escuchó el disparo. Tampoco sabemos a quién, pues no se distingue si hay un ocupante, dos o varios. Lo que vemos inmediatamente después es que el vehículo donde viaja la persona “agredida” arranca. El único robo que quedó demostrado es el de la gasolina, pues efectivamente el auto se fue sin pagar. La Fiscalía General de la República dijo que el diputado tenía cuatro balazos, no uno, que la autopsia estaba mal hecha y que los tiempos establecidos en la versión oficial no cuadraban. Dos días después, la fiscal de Sinaloa, Sara Bruna Quiñones, presenta su renuncia. El primero en festejarlo es el gobernador Rubén Rocha.Otra vez, no le creen al “Mayo”… Ah, pero cómo le hacen caso.