Los jóvenes no salieron a marchar en defensa del INE el domingo pasado. El promedio de edad de la concurrencia era bastante elevado. Imposible precisarlo, pero a ojo la media no bajaba de 40 años. Los jóvenes, podemos apostar, tampoco estarán en la marcha obradorista en defensa de la reforma electoral y conmemoración de la autodenominada Cuarta Transformación el domingo 27. El promedio de edad estará por los mismos niveles si no es que un poco más.La conclusión fácil es decir que son apáticos, que a los jóvenes no les importa gran cosa lo social, que son hedonistas y sólo se ven al ombligo. Nada más falso. Los jóvenes y sobre todo las jóvenes están en su agenda que tiene que ver fundamentalmente con temas de género y libertades sexuales. Es eso lo que las une, las activa y las saca a la calle. Las marchas del Día de la Mujer los 8 de marzo de los últimos años han sido no sólo las más nutridas, también las más significativas (el número importa, pero está lejos de ser lo más relevante en una marcha). En los estudios de posgrado en Ciencias Sociales las nuevas generaciones están cada vez más centradas en los estudios de género y menos en los de democracia y sistema político.Una posible explicación a este fenómeno es que mientras para las generaciones nacidas después de la postguerra, los llamados Baby Boomers y Generación X, la transición a la democracia fue la causa más importante, para los jóvenes de hoy es tema saldado. La batalla por la democracia se dio desde diferentes frentes, en muchas ciudades, desde algunos de los movimientos sociales de izquierda y desde la derecha articulada fundamentalmente en el PAN. Para esa generación, que es la que vimos en la calle el domingo, la democracia fue la causa común. Los jóvenes de hoy la dan por descontada. No quiere decir que no puedan existir regresiones, pero nacieron o alcanzaron la mayoría de edad en plena democracia. Tampoco quiere decir que no la aprecien. De acuerdo al estudio “Juventudes en desventaja y ciudadanía en elecciones 2021” presentado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, 77 por ciento de los jóvenes está satisfecho con la democracia, solo diez por ciento considera que “en alguna circunstancia” un Gobierno no democrático podría ser mejor y sólo cinco por ciento dice que da igual que un régimen sea o no democrático. Sus preocupaciones están en otro lado, por ejemplo, en que son el grupo de edad más golpeado por la violencia (30% de los delitos se cometen contra una persona menor de 30 años) y que son quienes más sufren la falta de empleo.Sería un grave error pensar que la ausencia de los jóvenes en las marchas tiene que ver con apatía o desinterés. Quizá simplemente no ven ni la amenaza a la democracia que ven unos ni crean en los fraudes que vaticinan otros. Lo que está claro es que, si los partidos y sus avejentados líderes quieren que los jóvenes voten, tienen que hablar de lo que a ellos les atañe e interesa: violencia, futuro y sobre todo temas de género y libertades sexuales. diego.petersen@informador.com.mxDiego Petersen Farah